Tercera y entretenidísima entrega de la franquicia Cloverfield. Una película que ha llegado por completa sorpresa. Anunciada durante la Superbowl en Estados Unidos, la película iba a ser estrenada en Abril en USA, pero de la nada JJ Abrams se sacó otra sorpresa para la franquicia, su salto al servicio de streaming Netflix donde se estrenaría directamente después de acabar el evento deportivo. Sin más anuncio previo. Un simple spot de 30 segundos que nos invitaba a conectarnos a Netflix tras terminar el partido para ver la película. Una sorpresa en toda regla que como poco ha despertado el interés de los no pocos fans que tiene el universo Cloverfield. Y que, además, en su anuncio prometía dar respuesta a muchas preguntas…
Y la verdad, lo ha hecho. Aunque también ha planteado muchas, muchas más. Concebida como una mezcla de ciencia ficción y terror, la película nos sitúa en un futuro cercano, en el que el petróleo se agota y la energía empieza a escasear, lo que tiene a las naciones al borde de la guerra mundial. Un proyecto para crear energía limpia desde el espacio, lleva a una estación espacial a un grupo de científicos internacional que, tras muchos esfuerzos, verá su objetivo más cerca… Pero al activar por última vez el acelerador de partículas que creará esa energía y pondrá fin al conflicto… la Tierra desaparece. ¿Han acabado con el mundo? ¿Se han movido en el espacio? ¿O es otra cosa lo que les ha llevado a no encontrar nuestro planeta?
Hay un poco de todo y de nada en ello. La película aprovecha un cameo de Donal Logue para explicar en un par de segundos muchas de las cosas que vimos en las dos primeras películas (esperen a verlo y lo entenderán) y a partir de ese momento que parece ser la única conexión, y muy tangencial, con las otras dos películas, crea su propio camino, su propia historia de un grupo de personajes perdidos en el espacio, buscando su hogar y sobrevivir a algo que parece querer eliminarles uno a uno. Además con un reparto con nombres como Daniel Brühl, Gugu Mbatha-Raw, Ziyi Zhang, Elizabeth Debicki, Chris O’Dowd, David Oyelowo, Roger Davies o John Ortiz. Destacan y mucho, Mbatha-Raw, Brühl y O’Dowd (lo del brazo es sensacional, en serio).
Durante más de una hora la película se mueve entre esos dos géneros, ciencia ficción y terror, con ritmo y con mucho tino, con momentos realmente inquietantes y muchos juegos entre posibles cambios de dimensiones. Hay una tensión creciente que, por desgracia, se derrumba durante el tercer acto, lleno de tópicos y demasiado previsible. De hecho la historia de un personaje a parte en la Tierra, con homenaje a 10 Cloverfield Lane incluido, parece más interesante que ese desenlace de la historia, algo manido y que sigue siendo el problema de la franquicia. El final funciona, lo que nos lleva al final, el tercer acto, no tanto. Pero entonces llegan los instantes finales, el momento crucial, y la película despega como un cohete… Enlazándolo todo, sorprendiéndonos y dejándonos con ganas de más. Esperemos que no sea la última entrega de la saga. Porque el final nos deja con muchas preguntas. Eso sí, respondiendo a otras…
Jesús Usero
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