Crítica de la película Todo a la vez en todas partes
Una película diferente y especial, espectacular, divertida y con alma.
A base de usar el humor, de todo tipo, el cine de aventuras, la ciencia ficción y la acción, los Daniels, Dan Kwan y Daniel Scheinert, consiguen presentar de forma distinta, entretenida y memorable, una historia que en realidad es un drama disfrazado. Un drama sobre una persona cuyos sueños se han desvanecido con el tiempo, enfrentada a una gris realidad en la que nada de lo que pensaba se ha cumplido y se encuentra ante el abismo de un futuro incierto. Y, esencialmente, es la historia de una madre que intenta reconectar con su hija, con la que no es capaz de hacer que las cosas encajen, no importa cuánto lo intente. La carcasa de la película, esconde inicialmente su espíritu.
Una inmigrante china que lleva años en Estados Unidos, se encuentra en una encrucijada vital. Siente que ha perdido parte de su vida, que no conecta con su hija, que su padre nunca la ha respetado, y que su marido ya no la quiere, además de que el negocio que tienen, una lavandería, les ha provocado un serio problema con Hacienda. Es en ese momento, cuando más gris y triste parece su vida, cuando descubre que el multiverso existe y que es la única persona capaz de impedir la destrucción de todos los mundos paralelos, enfrentándose a una amenaza que parece invencible. Para ello recorrerá un puñado de esos mundos, a veces levemente distintos, otros completamente diferentes, buscando la solución.
Michelle Yeoh es la película. Sí, el trabajo de los directores es maravilloso, sobre todo con una película de bajo presupuesto que tiene un aspecto visual increíble y un guión complejo y humano. Pero es ella quien debe dar vida a la protagonista y no sólo a sus múltiples versiones, sino a la evolución del personaje que sucede poco a poco y que crece durante el metraje. La actriz está maravillosa ante un personaje complejo que podía haberse convertido en un histrión, en algo exagerado y ridículo, pero que en manos de Yeoh funciona siempre. Y además la actriz sale reforzada porque la escoltan nombres como James Hong, Jamie Lee Curtis o Stephanie Hsu. Un excelente trabajo coral que nos trae personajes verdaderamente inolvidables.
Como comentábamos antes, el aspecto visual es sorprendentemente complejo, especial y fascinante, sobre todo siendo como es la película y su género, o géneros, muchas veces asociados a mucho más presupuesto a la hora de mostrar muchos mundos distintos. Las luchas de kung fu son impresionantes, y Yeoh arrasa en ellas. Pero la magia de la película está más en el guión de los Daniels, en esa historia de amor entre una madre y su hija, en todo lo que nos cuenta sin contárnoslo, de forma sutil, como hicieron los responsables con Swiss Army Man. Su único defecto importante es su excesiva duración, donde se mueve la historia en repeticiones y reiteraciones de cosas ya explicadas. El guión necesitaba ser recortado en edición y ser más ligero, no acercarse a las 2 horas y media de duración. No le hace falta y eso lastra el ritmo en un par de ocasiones. Por lo demás, una maravilla de personalidad arrolladora.
Jesús Usero
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