Vuelve Torrente, el personaje más taquillero del cine español, en una nueva aventura, esta vez tridimensional. Santiago Segura empezó a rodar el pasado 19 de julio la cuarta entrega de las aventuras de su brazo tonto de la ley, una filmación que se desarrollará en Madrid y Segovia durante doce semanas.
Vuelve Torrente, el personaje más taquillero del cine español, en una nueva aventura, esta vez tridimensional. Santiago Segura empezó a rodar el pasado 19 de julio la cuarta entrega de las aventuras de su brazo tonto de la ley, una filmación que se desarrollará en Madrid y Segovia durante doce semanas.
Producida por Amiguetes Entertainment, Torrente 4 está escrita, dirigida y protagonizada por Segura, que en esta ocasión tendrá un compañero de peripecias sacado directamente de las páginas y cientos de miles de horas de programas absurdos del corazón, por llamar de algún modo a esa exposición continua de miserias ajenas que tanto disfruta el personal más inclinado a dejarse motivar por tamaño despropósito: Kiko Rivera, el hijo de la tonadillera Isabel Pantoja. La maniobra es claramente oportunista, pero estamos en crisis, y presentar al joven astro de la prensa amarilla como debutante en la pantalla grande con esta película es una manera como cualquier otra de jugar sobre seguro por parte de Segura, que siempre ha sido un lince en eso de la promoción de sus proyectos. De este modo se ha garantizado una dosis abundante de cobertura y publicidad gratuita para Torrente 4 por parte de todos esos programas dedicados, entre otras miserables ocupaciones, a contar la vida y milagros o directamente a despellejar a la célebre madre de su co-protagonista.
Junto con Rivera, carne de cañón de la prensa chismográfica haciendo oposiciones a juguete roto de los medios de comunicación, los artífices de la película prometen incluir en la misma la tradicional ración de cameos de rostros populares para animar la jugada, en un intento por luchar en plena crisis contra la sequía comercial del cine español.
Quienes hacen las cuentas del cine de nuestro país y de paso quienes las venden luego cuando son positivas como mérito político, estarán de enhorabuena y celebrando que Segura haya vuelto sobre la explotación de su personaje más exitoso, que como siempre contribuirá a sanear la taquilla española del año, por poco bien que se le dé esta maniobra de retorno alistada además a la moda del 3D.
Así que Torrente vuelve con toda la artillería que ha podido conseguir. Desde aquí le deseo suerte a Segura en esta nueva singladura que se aventura como mínimo ciertamente exótica y no poco polémica, y espero que no le falte paciencia para tratar con las hordas del amarillismo.
Miguel Juan Payán
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