Interesante primer bocado visual a lo último de Clint Eastwood, que por primera vez parece dispuesto a meterse a fondo con la temática de corte fantástico, o en todo caso sobrenatural. Sin descuidar su clasicismo como director, puesto una vez más de manifiesto en los planteamientos visuales que maneja en este anticipo, Eastwood narra tres historias conectadas con la muerte y con la vida más allá de la muerte, tres experiencias que incluyen un tsunami (será interesante ver cómo se maneja el maestro con ese pequeño fragmento de cine de catástrofe, en este caso real y supongo que por lo tanto tratado con el realismo y la seriedad que merecen las víctimas), y un personaje que puede hablar con los muertos como el niño aquel de la película de Shyamalan, pero en clave del cine de Eastwood, que es adicto a los dramas de alto octanaje y aquí parece transitar por un territorio próximo al de Million Dollar Baby, Mystic River y El intercambio, mezclados con algunos momentos de despliegue visual ciertamente emotivos. Pero más interesante aún me parece la posibilidad de ver cómo funciona la alianza Matt Damon-Clint Eastwood, porque la contribución del actor a Invictus me pareció corta, demasiado limitada y casi borrada por la cuasimitificación del personaje de Mandela arrolladoramente interpretado por Morgan Freeman, que casi borró a Damon de la película. Creo que Damon es un excelente actor que en manos de un director como Eastwood puede dar mucho de sí, y esa alianza bien merece darle más metraje o protagonismo dentro de la historia, si bien está claro que en Hereafter estamos ante una trama de protagonismo claramente coral.
Miguel Juan Payán
Interesante primer bocado visual a lo último de Clint Eastwood, que por primera vez parece dispuesto a meterse a fondo con la temática de corte fantástico, o en todo caso sobrenatural. Sin descuidar su clasicismo como director, puesto una vez más de manifiesto en los planteamientos visuales que maneja en este anticipo, Eastwood narra tres historias conectadas con la muerte y con la vida más allá de la muerte, tres experiencias que incluyen un tsunami (será interesante ver cómo se maneja el maestro con ese pequeño fragmento de cine de catástrofe, en este caso real y supongo que por lo tanto tratado con el realismo y la seriedad que merecen las víctimas), y un personaje que puede hablar con los muertos como el niño aquel de la película de Shyamalan, pero en clave del cine de Eastwood, que es adicto a los dramas de alto octanaje y aquí parece transitar por un territorio próximo al de Million Dollar Baby, Mystic River y El intercambio, mezclados con algunos momentos de despliegue visual ciertamente emotivos. Pero más interesante aún me parece la posibilidad de ver cómo funciona la alianza Matt Damon-Clint Eastwood, porque la contribución del actor a Invictus me pareció corta, demasiado limitada y casi borrada por la cuasimitificación del personaje de Mandela arrolladoramente interpretado por Morgan Freeman, que casi borró a Damon de la película. Creo que Damon es un excelente actor que en manos de un director como Eastwood puede dar mucho de sí, y esa alianza bien merece darle más metraje o protagonismo dentro de la historia, si bien está claro que en Hereafter estamos ante una trama de protagonismo claramente coral.
Miguel Juan Payán
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