Efectiva y divertida comedia de acciĂłn. No, no viene a revolucionar el gĂ©nero, ni el cĂłmico ni el de acciĂłn, pero seguramente hará que muchos de los que vayan a verla salgan de la sala de cine con una sonrisa de oreja a oreja, con la sensaciĂłn de que no han desperdiciado ni su dinero ni su tiempo, sobre todo si ven la pelĂcula en compañĂa, con dos actores que Ăşltimamente funcionan de lujo en la taquilla, Kevin Hart y Dwayne Johnson, que además hacen algo muy inteligente, cambiarse los papeles, dejando el de friki peligroso a Dwayne Johnson y el de persona más normal a Hart. Ese es uno de los grandes aciertos de una pelĂcula que sĂłlo busca hacer reĂr. Y vaya que si lo consigue.
Ya sĂłlo la escena de apertura, con ese Johnson joven y gordo siendo humillado (la versiĂłn del actor generada con la ayuda del ordenador es excelente) nos hará reĂr de lo lindo. A partir de ese momento damos un salto a la actualidad, en la que Hart anda cansado de su vida, aburrido de trabajar como contable. Era una estrella en el instituto y tenĂa el mundo en sus manos, pero dejĂł pasar la oportunidad y ahora vive una vida bastante anodina, como su matrimonio. Es en ese momento cuando el personaje de La Roca hace acto de presencia. Se trata de un viejo compañero de instituto, antes marginado, que ahora es una mole de mĂşsculos y resulta ser agente de la CIA, lo que lleva a Hart a involucrarse sin querer en una historia de espĂas…
Hay que agradecer a la pelĂcula, en los tiempos que corren, sus ganas de hacer reĂr a base de comedia fĂsica, humor algo gamberro (ciertos chistes nos dejarán muy sorprendidos), y verborrea por parte de los personajes. Pero no humor escatolĂłgico. SĂ, puede que a veces Hart hable y chille demasiado, pero eso no resta valor a la pelĂcula. A la buena quĂmica de sus protagonistas, a su enorme sentido del humor y a unas escenas de acciĂłn tan correctas y apañadas como divertidas. El tiroteo en la oficina, el final, la huida de la “cárcel”… todo rezuma coña limonera de lo más efectiva y con momentos, como lo del dedo, que nos sacarán varias carcajadas.
La pelĂcula es completamente intranscendente, y ella misma lo sabe. No pretende ser más que un entretenimiento con gracia, una sucesiĂłn de gags ligados por una trama de espionaje que, si la analizamos, no hay por dĂłnde cogerla. Y eso no es malo. Conoce y aprovecha sus limitaciones. Perfecto. Se lo agradecemos. Pero el metraje se va de las manos (casi dos horas para una pelĂcula que en 90 minutos podĂa estar solventada) y hay grandes actores cuya presencia es un mero cameo, como Aaron Paul, desaprovechado (alguno más no lo revelamos para que la audiencia se sorprenda). Amy Ryan sĂ está aprovechada y funciona de lujo… Lo dicho, simpática, divertida y sin complejos. Nada nuevo bajo el sol, pero un refrescante chapuzĂłn en el verano.
JesĂşs Usero
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