Vacaciones en el infierno, Mel Gibson borda una entrega policíaca y de cárceles de cuatro estrellas. Buena.
Vacaciones en el infierno, en el original Get The Gringo, trae de vuelta a un Mel Gibson capaz de entretener sin complejos ni pretensiones en una de las mejores películas de tema policíaco que hemos visto este año. Ejerciendo como productor, a través de su firma Icon, como co-guionista y como actor, Gibson renace de las cenizas a que quedó reducido tras el linchamiento mediático a que fue sometido por sus disparatadas declaraciones y actitudes personales, demostrando que como persona puede ser mejor o peor de lo que algunos se pensaban, pero como actor y como cineasta sigue siendo un tipo impecable, uno de los talentos más destacados del cine de las últimas décadas.
Vacaciones en el infierno es una película de acción. Pero no de acción descerebrada. Es policíaca, pero se niega a ser simple fórmula del género. Es una película de cárceles, pero tiene algo más. Mezclando varios subgéneros dentro del cine sobre ladrones y policías, el guión de la película s asienta esencialmente sobre dos puntos de apoyo esenciales. En el primero edifica una especie de variante de un personaje creado por Donald E. Westlake, autor esencial de la narrativa policial, que publicó algunas de sus novelas con el seudónimo de Richard Stark. Parker, un delincuente dispuesto a ajustarle las cuentas a la mafia por cuestión de principios, cobrando cumplida venganza de quienes le traicionaron. Fue interpretado por Lee Marvin en A quemarropa (John Boorman, 1967), aunque allí le llamaron Walker.
Luego también le dio vida Robert Duvall en The Outfit, titulada en la edición en dvd española La organización criminal (John Flyn, 1973), pero ahí se llamó Macklin.
Y finalmente Mel Gibson fue Parker, pero llamándose Porter, en Payback (Brian Helgeland, 1999). Pero para ser sinceros, su versión de Parker no fue tan buena como la de Lee Marvin o Duvall, y parece que se le quedó clavada la espinita al hombre, algo así como lo que le pasó a Sylvester Stallone con el personaje del Juez Dredd. Creo que interpretando al ladrón sin nombre de Vacaciones en el infierno Gibson se ha sacado esa espina. Cosa curiosa: el nombre de Parker no ha podido ser utilizado por el cine hasta ahora porque Donald Westlake no lo permitía a menos que los productores se comprometieran a rodar varias películas sobre el personaje, algo que quizá ocurra ahora que el autor ha fallecido y se va a estrenar una nueva versión de sus historias titulada Parker y protagonizada por Jason Statham. No es el único guiño que hay en Vacaciones en el infierno. Toda esa voz en off que acompaña la peripecia del gringo interpretado por Gibson en la prisión mejicana de El Pueblito es puro Parker al cien por cien, lo mismo que su misión de asesinato en suelo americano o la manera en la que soluciona ese sueño recurrente con su esposa y el amigo desleal, una parte de la historia que tanto recuerda el argumento de partida de A quemarropa o Payback.
Junto a eso, Vacaciones en el infierno es una curiosa aproximación al subgénero de cine carcelario que por desarrollarse en un entorno tan poco común en el paisaje de prisiones como El Pueblito, permite trabajar la fórmula de manera muy original, con claves que alternativamente viajan desde lo lúgubre y lo siniestro (el niño, el trasplante, la presencia de la muerte aplazada), hasta las secuencias de intriga y acción adaptando la aventura de supervivencia a las claves de la ficción carcelaria propia del cine de explotación, y sin olvidar un tiroteo en plan western en el momento en que la película camina hacia su desenlace. Luego además tenemos al personaje sin nombre que interpreta Gibson imitando a Clint Eastwood…
Dicho todo lo anterior, me parece inexplicable que esta excelente muestra de cine de género haya pasado desapercibida en algunos lugares y aprovecho desde aquí para recomendársela a los aficionados al género y a los aficionados al cine en general, porque su planteamiento tiene capacidad para sorprender y enganchar al espectador.
El hecho de los desvaríos de Gibson en su vida privada no deberían ser lastre para la explotación de esta película que creo es la mejor versión de la fórmula del personaje de Parker desde que se estrenó A quemarropa. Sin duda, los seguidores de las novelas de dicho personaje entenderán mejor a lo que me refiero y puede que disfruten esta variante de la fórmula de Donald E. Westlake, alias Richard Stark, a la que me refiero. Pero para quien nunca haya tenido la oportunidad de leer las peripecias de Parker en negro sobre blanco, Vacaciones en el infierno ofrece igualmente una historia de intriga y acción notablemente competente y original con la que van a pasar un buen rato.
Miguel Juan Payán
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