Crítica de Visitante
Crítica de la película Visitante
Alberto Evangelio plantea una interesante mezcla de terror y ciencia ficción, aunque el resultado final queda un tanto confuso y rocambolesco.
El fragmento de un meteorito cae desde el cielo sobre una casa campestre. En el citado hogar hay en marcha una celebración familiar. El impacto del objeto estelar provoca el desprendimiento de parte de la cornisa, que impacta sobre el cuerpo de una niña. Tras la desgracia, un hombre guarda con celo lo que esconde el pedrusco galáctico: un cubo que proyecta una inquietante llama de color amarillo. Este es el comienzo de Visitante, el film con el que debuta Alberto Evangelio como creador de largometrajes. Un arranque realmente estimulante, aunque no evita que la película pierda el aroma del suspense progresivamente, por culpa de un guion demasiado oscuro, al que le sobran tramas subterráneas y giros efectistas.
Visitante sigue la estela de Marga (Iria del Río): una de las niñas que está en la fiesta donde impacta el inesperado fragmento de meteorito. Veinticinco años después del hecho, la muchacha todavía no ha superado la muerte de su hermana en el mencionado accidente. Un día, por causa de la preocupante enfermedad de su padre y por la traumática separación matrimonial en la que esta se halla embarcada, Marga regresa a la misma casa en la que sucedió la desgracia del meteorito; solo con el objetivo de reflexionar, además de ayudar a su madre con su progenitor. Sin embargo, una vez allí, la protagonista nota que una presencia extraña la vigila. Un temor que tiene que ver con la amenazante roca galáctica que repercutió en su existencia, desde que era una niña de nueve años.
Alberto Evangelio construye una obra de atmósferas espectrales y cortantes. Un ingrediente escenográfico que se erige como el mejor apoyo para sustentar un relato que se antoja como algo artificial e inverosímil.
El film logra mantener el pulso del suspense a lo largo de la primera hora de metraje, con la convincente caracterización de Iria del Río, como la aterrorizada Marga. Sin embargo, el libreto pierde buena parte de las buenas sensaciones del inicio, al hundir su evolución en una serie de revelaciones que enturbian incluso la excelente ambientación gótica propuesta por Alberto Evangelio.
Según lo proyectado en la pantalla, no se sabe muy bien cuál es el propósito final de la película, al incluir el tema del desdoblamiento de realidades. Todo ello orquestado por la acción de un extraño cubo galáctico, el cual recuerda vagamente al aparecido en la saga de Hellraiser. A través de este extravagante recurso sobrenatural, el film muestra el universo de Marga y de su hermana fallecida, mediante dos perspectivas diferentes (en una, la hermana de la protagonista fallece; mientras que en la otra, es la madre la que resulta aplastada por el trozo de cornisa desprendido por el impacto de la roca espacial). Una fórmula narrativa algo difusa, que no favorece a mantener la necesaria sensación de misterio envolvente, que sí se había desplegado la historia en las primeras secuencias del largometraje.
Estos viajes a lo desconocido ejercidos por Marga también implican a otros personajes, lo que contribuye a propagar la confusión generalizada, respecto a una trama que no escapa de los propios laberintos humanos que plantea. Estos problemas lastran, lamentablemente, las enérgicas y esforzadas caracterizaciones del elenco interpretativo.
Jesús Martín
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