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lunes, noviembre 4, 2024
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¿Y ahora dónde Vamos? ****

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Magnífica comedia dramática de la directora de Caramel. Nadine Labaki, a la sazón directora, actriz y guionista de la película, da muestras de su talento cuatro años después del estreno de su primera película como directora, Caramel, con una comedia sobre las diferencias y las similitudes que provoca la religión, lo absurdo de los conflictos y una sociedad como la libanesa, que aunque en las formas pueda parecer tan distinta a la nuestra, en el fondo, en lo que realmente importa, no se diferencia tanto. Eso es lo que da a la película de Labaki un aire universal. Un relato de un tiempo y un lugar que bien podría extrapolarse a cualquier tiempo y cualquier lugar.

La historia, compleja y dramática donde las haya, nos lleva a un pequeño pueblo del Líbano, donde conviven desde hace mucho tiempo cristianos y musulmanes, pero donde comienzan a llegar noticias de las luchas religiosas a lo largo del país, lo que genera tensiones y lleva a una situación insostenible para la comunidad. Un polvorín a punto de estallar. Y en lugar de tomar por el camino del drama y el cine denuncia más obvio, la directora da un giro a la historia y se decanta por la comedia, con las mujeres del pueblo unidas para evitar una tragedia, empleando los métodos más diversos para distraer la atención de maridos, padres, novios y hermanos.

Descacharrante, hilarante y sutil, simplemente los diálogos del batallón femenino pergeñando la siguiente fase de su plan, provocan situaciones divertidas a más no poder. La historia de las prostitutas rusas no tiene precio, y su desarrollo a lo largo de la película es simplemente genial. Todo ello sirve para que cuando la tragedia golpea, que lo hace, por supuesto que lo hace, la sensación de tristeza sea aún mayor, por contraste, con esa madre pidiéndole cuentas a una virgen que llora sangre. Una escena, por cierto, que parecer extraída de El Ala Oeste y su memorable episodio Dos Catedrales.

El reparto, encabezado por una bellísima Labaki, aporta una naturalidad y sencillez a sus interpretaciones en las que es muy difícil discernir si son actores profesionales o realmente la gente de tan peculiar pueblo. Sirva de ejemplo esa escena en la que estrenan una tele que han conseguido instalar entre todos. Una auténtica maravilla. Algunos diálogos ilustran la situación no sólo de ese pueblo, sino de cualquier lugar del mundo.

Un sentido homenaje a la figura femenina, auténtico baluarte de la cordura, que se aleja de panfletos y drama más fácil y ñoño, para dejarnos una historia que bien podría ser la nuestra. Sus golpes de humor duran hasta el maravilloso final donde por fin entendemos al completo el título de la película. Sin recargar nunca las tintas en el aspecto religioso, dejando que el drama fluya cuando debe y con algunos momentos simplemente mágicos (como el viaje en la moto, donde la música simplemente es joya). Entreteniendo y divirtiendo. Cine de una autora muy especial que esperemos tenga una carrera longeva. Y que nosotros podamos verlo.

Jesús Usero

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