Buena propuesta de cine de aventuras bélicas defendida muy bien por sus actores y director.
El cine español ya ha demostrado por activa y por pasiva lo bien que se le dan las historias policiales y tiene dominada la comedia, al menos por lo que se refiere a atraer al público a la taquilla. Ahora con Zona hostil demuestra que puede sacar también adelante con mucha solvencia un género más complejo de desarrollar, y no solo por el despliegue de producción que conlleva.
Zona hostil se zambulle con decisión y sin ningún complejo en el complicado género bélico. Complicado porque es un tipo de territorio en el que resulta difícil no caer en la trampa de las etiquetas o el maniqueísmo propagandístico o por el contrario tener tanto miedo de caer en él como para ir en contra de la lógica del propio género y sus personajes. El cine bélico no es fácil, y mucho menos lo es introducir en el mismo el equilibrio necesario como para no imponerle un panfletario y forzado tinte propagandístico de reclutamiento o un antibelicismo que sería contranatura para el género y además quedaría muy falso. Entiendo el concepto de película bélica antibelicista, pero me resulta imposible tragar que pueda existir una película que sea al mismo tiempo bélica y pacifista.
Consecuencia de todo ello es que hay que saber pisar muy firme y tener personalidad para sacar adelante una fábula bélica y los artífices de Zona hostil tienen esa personalidad que han sabido trasladar a su película y sus personajes partiendo de un hecho real protagonizado por el ejército español. Después de pasarme muchos años viendo hazañas bélicas usualmente protagonizadas por soldados estadounidenses o de otras nacionalidades, me alegra poder ver en una pantalla grande esas mismas claves de cine de aventuras bien aplicadas y con ambición de verdadero espectáculo de acción a una historia que además se basa en un hecho real protagonizado por militares de mi país. Y me satisface mucho más ver con qué habilidad Zona hostil consigue ser cine bélico sin ser cine belicista y logra desde su primer fotograma establecer que hay espectáculo y acción, sí, pero también hay personajes realistas y verosímiles, lo que sobresale aún más en el tratamiento de naturalidad con el que aborda la integración de la mujer en las Fuerzas Armadas. La doctora interpretada por Ariadna Gil es el punto de partida y el epicentro de protagonismo de una trama que pronto se convierte en una historia de protagonismo coral en la que la fórmula del asedio funciona como un reloj y la eficacia del reparto se ocupa de habitar con singular solvencia lo que en definitiva podría ser considerado un western moderno ambientado en las guerras de nuestro tiempo.
Lo que nos propone Zona hostil es en definitiva una especie de historia de caballería en la que se habla lo justo y es más importante lo que no se dice que lo que se dice. No escatima acción, ni espectáculo, ni balas, ni helicópteros en arriesgada misión de recuperación y rescate, y maneja un sentido del humor y unas formas de pensar y de ser muy cercanas y reconocibles, lo que hace que lo que ocurre en la pantalla nos interese y envuelva aún más.
Además tiene perfectamente bien medido su metraje y su ritmo.
Lo dicho: funciona como un reloj. Lo mismo que su reparto.
Y sin complejos.
Miguel Juan Payán
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