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jueves, marzo 28, 2024
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360 ***

360 ***


Drama en la línea de Vidas Cruzadas, con un magnífico reparto. Algunos dirán que es como Crash, que en los últimos años parece haberse convertido en el único referente del género. No entiendo demasiado el porqué, Crash no inventó nada, como tampoco lo hizo Vidas Cruzadas, pero la película de Robert Altman sí que suena más a referente que la de Paul Haggis (lo cual no quiere decir que sea mejor, que también). Por lo menos para mí. Aunque Haggis hiciese que ese tipo de cine se pusiese de moda brevemente, sobre todo con películas directas a vídeo o de escaso recorrido comercial y que apenas han llegado a verse en España. Podría decirse que 360 es parte de eso. Y todo eso pese a su reparto y su director.

El caso es que nos encontramos con una película de historias cruzadas o entrelazadas de una forma u otra, que, como su propio nombre indica, acaban dando a la película una forma circular, de principio y fin unidos. Una historia que nace y muere en Viena y que nos lleva de una prostituta recién llegada a Alemania, a un ejecutivo de viaje de negocios, a Francia, a Londres, de allí un vuelo a Denver y sus personajes y regresar finalmente a Viena. Todos son personajes con cierto bagaje personal y emocional. Tras las cámaras un tipo como Fernando Meirelles, el director brasileño responsable de películas tan interesantes, cuando no sobresalientes, como A Ciegas, El Jardinero Fiel o Ciudad de Dios.

Pero aquí Meirelles parece haber perdido el rumbo. No se trata de que jugar a que las historias se entrelacen de un modo u otro a lo largo del mundo sea lanzar los dados al azar y confiar demasiado en que el espectador se lo crea. O al menos no sólo eso. Se trata de la incapacidad para encontrar un punto realmente sombrío en las historias. Aquí las prostitutas todas tienen buen corazón, los matrimonios se arreglan pese a la memez de los sujetos, o si se fuerza y abandona el hogar los adúlteros son castigados, como lo son los malvados, mientras que aquellos que buscan redimirse lo consiguen… Todo muy blandito, muy edulcorado. Las historias pierden interés al poco de contarse. Sucede por ejemplo con la historia del conductor ruso, con la de Anthony Hopkins, con la de Ben Foster (un depredador sexual, ojito a la baba que le ponen… con ese potencial…), a la de Jude Law y Rachel Weisz… Vamos casi toda la película.

Lo más oscuro o triste de la película recae sobre los hombros de Jamel Debbouze… Además hay historias que interesan mucho más que otras, como es la de la prostituta eslovaca. La parte final del film tiene mucho más peso que la anterior. Más fuerza. Pero, entre todo ello, que nunca es un desastre ni aburre, sólo es demasiado blandito, hay un grupo de actores… sensacionales. Los antes mencionados junto a Marianne Jean Baptiste por ejemplo, dan vida a los personajes de forma espectacular. Ese discurso de Anthony Hopkins, esa mirada de Debbouze o la relación entre Weisz y Law… son suficientes para que la película merezca la pena. Es buena, pero podría ser mucho mejor.

A las antes mencionadas Crash y Vidas Cruzadas, piezas imprescindibles para entender este género cinematográfico, podríamos sumar una pila al espectador, desde Magnolia a Jugando con el Corazón, pasando por Babel o películas más recientes y algo desconocidas como Cuatro Vidas o Powder Blue, que comparten a un actor de la talla de Forest Whitaker.

Jesús Usero

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