Tim Burton nos propone la posibilidad de perseguir al conejo blanco con una nueva Alicia en muchos aspectos mรกs madura e interesante que sus predecesoras.
Siempre que pienso en los cuentos adaptados por Disney me acuerdo de algo que me dijo Guillermo Del Toro hablando sobre El laberinto del fauno: que tienen un puntito siniestro francamente inquietante. De hecho, por eso a รฉl le gustan mรกs que los dibujos de la Warner Bros., que son mis favoritos, no obstante lo cual reconozco que tanto el largo en dibujos animados de Pinocho como Alicia en el paรญs de las maravillas siempre se me han antojado como dos buenas muestras principalmente de fรกbulas de terror.
Por eso ahora que Burton le ha hincado el diente al personaje y los paisajes de la obra de Lewis Carroll me alegro de que por fin alguien muestre los tintes mรกs siniestros de la misma en una mezcla de imagen real y animaciรณn que ademรกs consigue meternos de cabeza en ese inframundo de pesadilla francamente inquietante al que la interpretaciรณn del Sombrero loco de Depp otorga si cabe tintes aรบn mรกs oscuros, en tanto que la supuesta villana de la funciรณn, la Reina Roja interpretada por Helena Bonham Carter estรก tejida con astucia para aportar algunos de los momentos mรกs hilarantes de la pelรญcula, a poco que uno sea aficionado al humor negro.
Bonham Carter me parece por otra parte uno de los grandes aciertos de esta versiรณn, campeona absoluta en esta ocasiรณn del duelo de bizarrรญa que mantiene con Depp en el ejercicio de ambos como actor y actriz fetiches del director. Su trabajo tiene ademรกs el mรฉrito aรฑadido de ser un hรญbrido de interpretaciรณn del actor de carne y hueso y modificaciรณn o manipulaciรณn informรกtica, un hรกndicap, mรกs que una muleta de apoyo, si bien algunos poco versados en el arte de la interpretaciรณn pueden caer en la trampa de pensar que aย la actriz le dan unย empujoncito tecnolรณgico incrementรกndole el tamaรฑo de la cabeza. Nada mรกs lejos. Depp lo tiene mรกs fรกcil maquillรกndose y ataviรกndose estilo pintura de acuarela que ella llevando a cuestas la parafernalia de los efectos visuales.
Otros dos aspectos que me han gustado de la pelรญcula son las representaciones de la Reina Blanca y la Sota de Corazones. En ambos casos, como en el resto de los elementos presentes en la pelรญcula, porque tocan una fibra siniestra muy interesante. En el caso de la Reina Blanca el director nos propone una sรกtira de las princesas, hadas y demรกs fauna femenina estilo Disney que estรก a la altura de sus mejores y mรกs desternillantes logros en Marte Ataca. A Anne Hathaway, la โcenicientaโ moderna que se las vio con la โmadrastraโ ย Glenn Close en El diablo viste de Prada y acabรณ convertida en una de las estrellas mรกs pijas de la comedia romรกntica de hoy en dรญa le viene muy bien este paseo por el lado oscuro en el que Burton no ahorra vitriolo para ponerla en su sitio. Si la actriz es lista (y seguro que lo es mucho mรกs que los babosos personajes de fรฉmina a la espera del macho alfa que suele interpretar en el cine), le estarรก tremendamente agradecida por la oportunidad.
Lo mismo podrรญa decirse de Crispin Glover, que con su versiรณn de la Sota de Corazones elabora uno de los villanos mรกs completos del cine reciente, al que reconocemos en sus debilidades humanas, que resulta mรกs patรฉtico que temible, en la lรญnea de la galerรญa habitual de monstruos y criaturas siniestras que suele manejar el director, pero con quien no podemos evitar identificarnos cuando finalmente se enfrenta a un destino ciertamente poco apetecibleโฆ
El alto octanaje del combustible aportado a esta versiรณn burtoniana de la obra de Lewis Carrollย por estos actores y personaje tiene sin embargo un efecto adverso en lo referido al trabajo de Mia Wasikowska, que ante tal despliegue queda un tanto sosa en su papel de Alicia (aunque yo mรกs bien creo que, como en el caso de El mago de Oz, lo que pasa es que la criaturita siempre fue sosa ya como personaje, aunque Alicia siempre me pareciera menos mema que Dorothy dando zapatazos con los chapines colorados por el camino de baldosas amarillas).
El caso es que Wasikowska es una buena actriz, pero los โmonstruitosโ se la devoran con patatas sin despeinarse, y, claro, hay cierto desequilibrio acentuado con ese arrebato รฉpico final que le da a Burton con una batallita exigida por lo comercial pero prescindible por todo lo demรกs, y anodina, porque ni estamos en El seรฑor de los anillos, ni a esas alturas del cuento querรญamos estar en El seรฑor de los anillos.
El desenlace de esta Alicia es, precisamente por esa รฉpica un tanto forzada y fuera de juego, algo parecido a lo que era la batalla en el desenlace de El planeta de los simios. Parece como si se la hubieran impuesto (o se la hubiera impuesto el propio Burton).
En cuanto a la manera en la que Burton se monta su propia microversiรณn de Orgullo y Prejuicio, es un guiรฑo astuto para otorgarle a la trama de Alicia un valor aรฑadido de corte histรณrico y social mostrando, siquiera brevemente, cรณmo se las gastaba la sociedad britรกnica con las fรฉminas en la Era Victoriana, y de paso reitera el mensaje que Burton lleva lanzando en su filmografรญa desde hace aรฑos: los verdaderos monstruos son aquellos que presumen de ser normales y alardean de ser civilizados.
Miguel Juan Payรกn
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