Crítica Adiós Madrid película dirigida por Diego Corsini con Luciano Cáceres, Javier Godino, Fariba Sheikhan
Emotivo drama imperfecto sobre el abandono y el perdón en el corazón de Madrid.
De qué va Adiós Madrid
Ramiro lleva años distanciado de su padre, quien vive en Madrid. Un día, recibe la peor llamada de su vida: Tiene que decidir si su padre vive o muere. Así, Ramiro se ve obligado a viajar hasta Madrid para tomar la decisión. Sin embargo, a medida que descubre la vida de su padre a través de sus amigos en el corazón de Madrid, Ramiro reflexiona sobre la complicada relación con su padre.
Crítica Adiós Madrid: Un relato dramático con inspiración en Dante y altibajos
La premisa de Adiós Madrid es poderosa. Diego Corsini teje un drama sobre este hombre, Ramiro, quien después de cortar lazos con su progenitor después de este abandonarlos a él y a su madre, tras aceptar su sexualidad y empezar una nueva con otro hombre en Madrid, recibe una llamada donde le dicen que su padre se está muriendo y él es el único que puede dar la autorización para desconectarlo de la máquina que lo mantiene con vida.
En ese momento Ramiro vuelve a estar en la piel de aquel niño que fue abandonado y pasó de la tristeza al odio, sintiendo un gran rencor hacia su padre debido a que el daño fue demasiado grande. Nuestro protagonista va a Madrid, sin intención de quedarse mucho allí pues su único deseo es acabar con lo que él llama trámite y volver a casa cuanto antes. Pero enseguida se da cuenta de qué lo que se va a encontrar no es lo que se imaginaba.
Un padre para todos, un desconocido para Ramiro
Lo mejor que hace la película es explorar el contraste que hay entre lo que Edgardo supuso para Ramiro, el impacto tan negativo que fue en su vida siendo su padre biológico, y, por el contrario, el impacto tan positivo que tuvo en las vidas de todos los que le conocían en Madrid: Ser un padre para ellos como no lo fue para él.
Durante todo el metraje, el conflicto y la incomodidad que siente Ramiro, que, al igual que se adentra en las profundidades de Madrid, va cayendo más y más en una espiral al infierno, con las referencias a Dante presentes —a veces forzadas— se va volviendo cada vez más claras hasta estallar. Porque, ¿cómo no se va a sentir dolido si todos alaban el amor que su padre decidió profesar a otros en lugar de a su propio hijo?
A pesar de todo, Ramiro se da cuenta de que una gran parte del corazón de su padre estaba arrepentido intentando recuperar la relación con su hijo sin éxito. El mensaje final de la película, en ese monólogo magistral de Luciano Cáceres, es el de que nunca es tarde para perdonar, pero también lanza una pregunta: ¿Es posible, y deberíamos, perdonar todo? La película plantea ese interesante debate, pero decide tirar por el camino más sencillo con respecto a la resolución en lugar de por algo más complicado y atractivo narrativamente.
Hay una película mejor y más pulida bajo la superficie de Adiós Madrid
Se nota el cariño y la pasión detrás del proyecto, a nivel emotivo y a nivel de mostrar el corazón de Madrid a pie de calle, las costumbres, los lugares, su gente, la libertad sexual…
Pero su apartado técnico, particularmente la edición que a momentos parece de principiante —hay escenas con demasiados cortes y planos donde no es necesario— algo descuidado que salta a la vista enseguida, distrayendo al espectador. Eso, y su falta de riesgo al final con la resolución del conflicto hace que en Adiós Madrid, sin dejar de ser una película con muchos logros y virtudes cuando está a su mejor nivel, haya realmente una historia todavía mejor bajo su superficie.
Elena Campos
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Crítica Adiós Madrid