Crítica Hombre lobo película dirigida por Leigh Whannell con Christopher Abbott, Julia Garner, Sam Jaeger, Matilda Firth
Una nueva visión sobre el mito del hombre lobo más interesada en el drama familiar que en el terror.
De qué va Hombre Lobo
Blake y Charlotte son padres de Ginger. Su vida en la gran ciudad parece convencional, aunque la pareja no pasa por su mejor momento. Por eso cuando Blake recibe la notificación de la muerte de su padre, deciden embarcarse en un viaje a la cabaña de aquel para recoger sus cosas, sin saber que están entrando en el territorio de la bestia…
Leigh Whannell vuelve a la carga con el cine de terror
Actor reconvertido en guionista y director, Leigh Whannell lleva décadas trabajando en cine de terror y ciencia ficción, y ha sido el responsable de los guiones de Saw e Insidious, además de varias de las secuelas de ambas sagas donde también dirigió Insidious 3. También escribió Silencio desde el mal, otra colaboración más con James Wan, y ha dirigido la más que interesante Upgrade, además de El hombre invisible, lo que supuso el lanzamiento del nuevo universo de monstruos de Universal junto al productor Jason Blum, que ahora continua con Hombre Lobo, una nueva aproximación al mito del licántropo.
Con esto quiero decir que el terror es un género que Whannell conoce a la perfección y ha sido capaz de brillar en él, aunque no siempre. Hombre Lobo intenta, como El hombre invisible, una aproximación distinta a la mitología, sin perder la esencia de cine de terror. Si en aquella película se inclinaba por la ciencia ficción para hablar de un relato sobre malos tratos, aquí habla sobre la psicología de una familia y el monstruo que llevamos dentro, jugando con el drama familiar y el terror. Son conceptos interesantes, aunque no llega a profundizar en ellos del todo.
Es decir, ni llega a ser una película realmente aterradora (los personajes pasan demasiado tiempo en la casa sin que nada suceda realmente), ni profundiza en los elementos de drama como son el pasado traumático del protagonista, la relación de matrimonio rota, la sensación de emasculación de un hombre que tiene mucha ira acumulada, la madre que siente haber abandonado a su hija… todos son elementos que toca de pasada y que no llegan a calar porque enseguida se pierde por otros vericuetos. Algo que no le sucedía en El hombre invisible, por ejemplo, que estaba mucho más centrada y sabía mejor la historia que quería contar.
Se queda a medio camino, aunque destaca su reparto
Julia Garner y Christopher Abbott son el verdadero motor de la película. No por la relación entre ambos, que el guión no sabe plasmar del todo, sino por lo que aportan por separado. Por un lado el viaje de esa madre para reconectar con su hija, y por otro la transformación de un hombre en monstruo, que ya inicialmente tiene un aspecto físico casi salvaje, pese a que sus actos indiquen lo contrario. Funcionan y lo hacen muy bien junto a la pequeña Matilda Firth, uno de esos casos en los que el personaje infantil no resulta irritante, cargante o inverosímil.
Hay detalles de lo buen director que es Whannell en la película, empezando por el magnífico arranque, cargado de tensión, o la forma en la que un hombre lobo ve el mundo a su alrededor (ojo al sonido). La película además tiene ritmo y no aburre nunca, pero se cae cada vez que los personajes toman una decisión más imposible que la anterior (la salida a por el coche es de traca, pese a lo bien dirigida que está). Incluso cuando intenta esquivar los clichés sobre hombres lobo, acaba haciendo que parezca más otra cosa que una película del género. Así, nos queda una historia simpática y que quiere ser original, pero que no es capaz de aprovechar todo lo que tenía que ofrecer.
Jesús Usero
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Crítica Hombre lobo