Crítica El sol del futuro ★★★★½ (2023)

Crítica El sol del futuro película dirigida por Nanni Moretti con Nanni Moretti, Margherita Buy, Mathieu Amalric, Silvio Orlando

Divertida película de cine dentro del cine, en la que Nanni Moretti rinde tributo a los universos audiovisuales inspirados en las obras de Federico Fellini y los hermanos Taviani.

De que va El sol del futuro

Giovanni (Nanni Moretti) es un director de cine muy particular. Tras un período de cinco años sin filmar, el hombre se encuentra en pleno rodaje de su última obra: un homenaje al partido comunista italiano, coincidente con la revolución húngara de 1956, que marcó el distanciamiento con la antigua Unión soviética. Pero los problemas personales y de financiación hacen que los planes de Giovanni no salgan como él quiere.

Crítica El sol del futuro

La rebelión contra la vacuidad artística y existencial de un creador tan ingenioso como Nanni Moretti es el verdadero motor de esta oda nostálgica y espectacular dentro de su sencillez; en la que se atisba un apego por el séptimo arte de antaño, cuando los cineastas no estaban sometidos a las dictaduras de la inmediatez, impuestas por las plataformas de exhibición en streaming. El sol del futuro es como un acelerado viaje al pasado, donde suenan las voces imperecederas de Franco Battiato, Joe Dassin y Aretha Franklin, entre otros.

La acción del film muestra a Giovanni (Nanni Moretti) en un momento decisivo en su carrera tras las cámaras. El mundo ha cambiado a pasos agigantados, pero este director de cine está empeñado en hacer las cosas como siempre las ha llevado a cabo. Metido de lleno en el rodaje de su nueva película, el hombre comienza a padecer una crisis existencial, que le enfrenta a sus miedos y a sus dudas. La movie que tiene entre manos es una historia sobre el partido comunista italiano, ambientada en 1956, cuando Hungría se rebeló contra la antigua Unión soviética. Las relaciones del editor de un periódico con sus camaradas y con los componentes de un circo magiar que se ha instalado en la ciudad marcan el libreto que Giovanni intenta convertir en un largometraje. Pero el deseo de su esposa de conseguir el divorcio y la falta de fondos meterán al veterano cineasta en un laberinto sin salidas fáciles.

Nanni Moretti efectúa en El sol del futuro una sincera defensa del cine, según lo entendían maestros de la categoría de Federico Fellini, donde el surrealismo reinaba a sus anchas, para poner en primer plano los defectos de una sociedad obsesionada con la violencia sin sentido y los mensajes de una sola lectura. Con la música como pretexto, Moretti eleva el relato por encima de lo razonable, para sumir cada secuencia en una especie de universo fantasioso, en el que los personajes se ponen a bailar y a saltar sin miedo a hacer el ridículo.

Bajo semejante paraguas de referencias a Ocho y medio y Amarcord, el responsable de Caro diario despliega un emotivo homenaje hacia el partido comunista italiano, cuando este organismo apeló a su distanciamiento de las políticas provenientes de la Unión soviética. Moretti recuerda a los espectadores la época (fechada en 1956, con el inicio de la revolución húngara) en que el marxismo estaba empeñado en defender los intereses de los ciudadanos y de los vecindarios obreros. Unos años de intensa lucha en pro del reconocimiento de los derechos de los menos favorecidos por el reparto del capital, y cuya visión choca con una Italia gobernada por la extrema derecha de Giorgia Meloni (que es lo que sucede en la actualidad).

Nanni Moretti no esconde su predilección por ese partido comunista aguerrido en la lucha de los trabajadores, con un mensaje explícito al final de la película. Un leitmotiv que le permite edificar una movie en la que las solventes interpretaciones del brillante elenco interpretativo ponen la magia, con un Moretti en plan Marcelo Mastroianni, en la ya citada película Ocho y medio: excesivo y convenientemente egocéntrico.

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En  El sol del futuro hay muchas conexiones con el universo audiovisual de Federico Fellini. El papel de Giovanni parece como heredero del cineasta al que interpretó Marcelo Mastroianni, en Ocho y medio, y también existen influencias evidentes de la genial Amarcord.

Jesús Martín

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