Enola Holmes 2 es para fans de la primera parte… y de Henry Cavill.
Y la mención a Henry Cavill no es en vano, ni es un desprecio a su protagonista, la siempre brillante Millie Bobby Brown, es simplemente el hecho casi constatado de que los productores de la película o los responsables de Netflix se han dado cuenta del peso específico que tiene Cavill, de lo mucho que puede aportar y de que en la primera parte robaba la mayor parte de las escenas en las que aparecía, por lo que casi mejor ofrecerle un papel mayor y dejarse de monsergas, incluso si eso puede llevar a replantearse el título de la propia película según la estamos viendo. No pasa nada, no es un problema. Es la realidad de una película muy entretenida, pero que no aporta nada al final.
Tras los hechos de la primera película, la carrera de Enola Holmes como investigadora privada, no marcha como ella esperaba. Hasta que una niña le pide ayuda para encontrar a su desaparecida hermana. Es entonces cuando comienza el juego, que llevará a la protagonista a investigar desde la fábrica de cerillas más humilde a los bailes de salón más elegantes de la ciudad de Londres, cruzando su camino con personajes conocidos como Lord Tewkesbury o los miembros de su propia familia. Es ahí donde destaca la figura de Sherlock Holmes. Una figura testimonial durante la primera parte del relato, pero que se convierte en casi protagonista según avanza la historia, hasta el punto de que nos planteemos si no se trata de una historia de dos protagonistas, y no sólo de Enola Holmes.
No sé si incluso es una mala idea y un desprecio al personaje protagonista, como si la sola presencia de la actriz protagonista y su personaje no fuesen suficientes para atraer la atención del público. Es una lástima porque la presencia de Millie Bobby Brown es siempre interesante y la joven actriz se come la pantalla en cada plano. No sólo tiene un carisma innato que la convierte en una estrella, como sabemos por su paso por Stranger Things, sino que además tiene un talento descomunal. La forma en que rompe la cuarta pared, su desparpajo a la hora de presentar la historia, su química con su hermano en la ficción y con su madre, nuevamente interpretada por Helena Bonham Carter… todo eso hace que verla en pantalla sea maravilloso siempre, pero desde dentro la torpedean de cuando en cuando. Por ejemplo con su compañero de aventuras Louis Partridge, quien me temo no está a la altura de la actriz, y tiene poca química con ella. Cavill sin embargo, está magnífico y es imprescindible tal y como está construido el guión. Aunque quien se lo pasa como un niño es David Thewlis en el papel de superintendente. Maravilloso, disparatado, divertido, malencarado… una delicia. Las ausencias ni se explican, eso sí…
La pena es que ni el guión ni lo visual apoyan esa historia. Por un lado el guión, además de menospreciar al personaje de Enola a partir de su segunda mitad, alarga una historia que se demuestra previsible y demasiado centrada en sorprender sin conseguirlo. Y, por cierto, la forma en que lanzan por la borda el canon de Sherlock Holmes está bien. Ninguna queja al respecto. Es bueno cambiar cosas y es bueno hacer tu versión de la historia. Simplemente el guión es demasiado vulgar. Y visualmente no hay fuerza, no hay sentido del espectáculo en parte del relato. A veces parece un episodio de una serie de televisión de la BBC, aunque otras (el teatro, por ejemplo) sí que cobra la fuerza necesaria. Algo descompensado, nada más. Por eso el resultado es demasiado cercano a la primera entrega con un papel más protagonista para Cavill y poco más. Continuista. Por eso es divertida, entretenida, pero nada más.
Jesús Usero
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