Crítica Project Wolf Hunting
Con Air con sorpresa de terror que empieza bien pero pierde ritmo al final.
La imaginación del cine coreano a la hora de plantear argumentos brilla en esta producción que solventa bien su propuesta en su primer acto y en la primera mitad del segundo acto, pero decae en la segunda mitad del segundo acto cuando empieza a revelar realmente sus cartas, y su amenaza principal, pasando de la fórmula Con Air (1997), de Simon West, convictos rebeldes en tránsito cambiando avión por barco, sin Nicolas Cage y sin conejito de peluche (igual tenían uno pero se lo robó 007), que funciona bien como proposición de cine de acción aunque tampoco añada nada nuevo, para trasladar su argumento al territorio de la amenaza fantástica en clave de terror, que recuerda más la española REC 4: Apocalypse (2014), de Jaume Balagueró. En este segundo territorio de abundante masacre y caos orquestado con rasgos de cine gore, con destrozo generalizado de personas y mobiliario, es donde la película empieza a tener problemas de ritmo, por convertirse en un repetitivo y demasiado alargado espectáculo de carnicería porque sí, entrando además en la incorporación de flashback y una revelación tardía de protagonismo en el que será finalmente su personaje central y principal.
Y ahí es donde empieza a hacerse demasiado larga, pierde ritmo y tensión, ataca al espectador con el más de lo mismo que ya te he enseñado antes, y además hace un uso tópico del flashback para contar cosas que no sabe cómo contar de otro modo, nuevamente el flashback como recurso de guionista poco hábil o simplemente vago.
El otro problema es que, en el giro de revelación, que además del terror nos va trasladando a la ciencia ficción sobre la socorrida premisa de viaje al pasado de la Segunda Guerra Mundial, la fórmula Frankenstein no aporta nada realmente inquietante porque no cambia de puesta en escena y sigue aplicando los mismos parámetros y estrategias visuales de la parte inicial de acción, lo que la priva de los recursos de la puesta en escena de terror en la mayor parte de los planos.
Otro problema serio de la película es que en el paso de un género a otro, dilapida algunos personajes clave que se ha tomado mucho trabajo para establecer con protagonismo muy definido en su fase de acción, como el delincuente sádico tatuado, la joven policía, el jefe de los policías que vigilan a los presos, e inexplicablemente traslada protagonismo a personajes menso interesantes, como el viejo herido en la pierna, el médico, además de que el personaje elegido para ser epicentro de la historia en la segunda mitad de la película es flojo, y la revelación del verdadero antagonista no lleva a completarse hasta el final, como si estuvieran más pendientes de dejar fleco para la secuela que de rematar esta primera película. Resuelve mal la asignatura de antagonistas, le queda suspensa para la evaluación extraordinaria de junio.
En todo caso la segunda parte, con la aparición de la amenaza que destroza todo a su paso, me ha recordado el alarde de comic destroyer y más concretamente el personaje que ha desarrollado para las viñetas del tebeo BRZRKR, y la película es entretenida en conjunto, aunque se haga algo monótona en su desarrollo final.
Miguel Juan Payán
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