Crítica Saint Omer El pueblo contra Laurence Coly
La ópera prima de Alice Diop es un drama judicial potente, áspero y rudo, que encuentra sus fortalezas en el juzgado y en sus impactantes relatos y pierde algo de fuelle cuando la historia se traslada fuera.
Saint Omer: El pueblo contra Laurence Coly es una cinta llena de matices y de contenido, rica para analizar y reflexionar e interesante para debatir sobre distintos temas desde diferentes puntos de vistas. La película narra el juicio sobre la acusada Laurence Coly por el asesinato de su bebé de 15 meses, desde la perspectiva de la novelista Rama, al abandonarla a la subida de la marea en una playa del norte de Francia. Sin embargo, a medida que las declaraciones de la acusada y los testimonios de los testigos se van sucediendo durante el juicio, las convicciones y el estado emocional de Rama se ven alterados poniendo en duda su propia estabilidad.
Desde este punto, tenemos buenas y malas noticias. Lo bueno es que las primeras sobrepasan por mucho a las segundas. Saint Omer es una historia que ocupa casi todo su metraje en la parte judicial y, esto, que en manos equivocadas podría desembocar en la desidia y la monotonía, Alice Diop lo convierte en su mayor fortaleza, gracias a una dirección sobria y áspera que acompaña a un guion magníficamente escrito, con relatos y testimonios perfectamente medidos y contando justo lo que tiene que contar, y magníficamente interpretados por sus actores principales. La narrativa, en este caso, acompaña a todos los demás elementos para darle aún más fuerza si cabe, lo cual es curioso porque al principio de la película te lo avisan con una escena casi metaficcional. Y cuando una cinta de 2 horas que se pasa prácticamente entera en un juicio se te pasa volando, es sinónimo de que has hecho las cosas bien.
Temáticamente, la historia toca muchos palos: desde la soledad, las enfermedades mentales, las responsabilidades de ser madres, las herencias de padres a hijos,… y todo (o casi todo) se pone en debate en el relato que se cuenta a través de los testimonios que se dan en el juicio, y es por eso que toda la parte judicial resulta tan interesante. Lo que no lo es tanto es la otra trama del film, la protagonizada por Kayije Kagame, quien está bien en su papel pero no tiene tanto tiempo para desarrollar su historia como la de Guslagie Malanda, la otra protagonista de la película. Aunque al final esta última línea argumental es la que alimenta a la primera.
Al final, Saint Omer: El pueblo contra Laurence Coly es una película notable, áspera, que a veces llega a incomodar, pero también necesaria para visibilizar ciertos aspectos. Pero lo más importante es que estamos ante una cinta sólida, potente y con unas protagonistas excelentes, aupadas por un guion y una dirección fantásticas. Una ópera prima arriesgada, pero triunfal y muy completa en todos los aspectos.
Guillermo Méndez
noreadigital.es expertos en videomarketing
Copyright 2022 AccionCine. Se permite el uso del contenido editorial del artículo siempre y cuando se haga referencia a su fuente, además de contener el siguiente enlace: www.accioncine.es
