Crítica Si yo pudiera hibernar película dirigida por Zoljardal Purevdash y protagonizada por Battsooj Uurtsaikh, Nominjiguur Tsend, Tuguldur Batsaikhan, Batmandakh Batchuluun y Ganchimeg Sandagdorj.
Excelente retrato de las inquietudes vitales de un joven mongol.
De qué va Si yo pudiera hibernar
Ulzil (Battsooj Uurtsaikh) es un adolescente que malvive con su madre y sus tres hermanos, en una casa sin calefacción y con apenas comida. El chico es un auténtico genio de las matemáticas, y sueña con ganar un concurso nacional para optar a una beca de estudios. Sin embargo, la realidad que el joven experimenta le impide acercarse a sus planes de mejora; ya que su madre no apoya el interés de Ulzil por el estudio e intenta que abandone el instituto, para trasladarse al campo a vivir de la crianza de ganado.
Crítica Si yo pudiera hibernar
Zoljargal Purevdash elabora una cuidada y emotiva película costumbrista de corte familiar, ambientada en un territorio tan desconocido para los extranjeros como es Mongolia, visto esta vez desde la óptica de un suburbio urbano. La joven cineasta desarrolla la historia del adolescente Ulzij con un sentido tragicómico de realidad, que engancha por la sinceridad de la puesta en escena y por la elaboración de un cuadro de personajes creíbles y vulnerables.
Austera en su planteamiento, Si yo pudiera hibernar refleja con riqueza de matices la situación de un chico que vive en la pobreza más absoluta, al lado de su madre analfabeta y de sus tres hermanos pequeños. Este punto de partida permite a Purevdash desplegar un mosaico de tesis argumentales conjuntado a través de una serie de desilusiones existenciales, provocadas por la falta de recursos económicos a la hora de conseguir los sueños de progreso que anhela lograr el estudiante que protagoniza la movie.
En medio de semejante panorama, la directora y guionista destaca la figura del callado e inquebrantable Ulzij, al que presta su aplomo el actor Battsooj Uurtsaikh; un papel en el que el intérprete ha debido poner algunas de sus vivencias particulares, para dar verosimilitud a su convincente y brillante trabajo delante de las cámaras. Este héroe anónimo, que deambula por la vida como si se tratara en todo momento de un superviviente que nada en contra de la marea, es quien dota de la fuerza suficiente al guion del film. En torno al joven estudiante, con su talento innato para las matemáticas y la física, se suceden los diferentes acontecimientos, destinados a mostrar las dificultades a las que se ven abocados muchos de los habitantes de un país cuyos índices de pobreza son bastante alarmantes, a la vez de los datos respecto a la escolarización de los menores.
Sin embargo, pese a un contexto tan hostil y desolador, Zoljargal Purevdash no somete la acción a un abismo melodramático y autodestructivo, sino que salpica cada una de las escenas de un humor genuino y empático, que hace que la obra se vea como la búsqueda de un sueño que nunca se pierde del todo. A esto contribuye el estilo casi de documental ficticio que utiliza la cineasta, y que da pie a un ritmo narrativo carente de bajadas de tensión emocional.
Te gustará si te gustó…
Aunque solo sea porque están ambientadas en regiones similares, quizá es bueno comparar Si yo pudiera hibernar con Urga, el territorio del amor (Nikita Mikhalkov, 1991), aunque no tengan puntos temáticos comunes o similares, y una película transcurra en la ciudad y la otra en el campo.
Jesús Martín
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