Crítica de la película The Prom
Un musical que se va desinflando cada minuto que pasa pero que no deja un mal sabor de boca.
Ryan Murphy presenta la que pretendía ser su gran candidatura a los Oscars pero que en estos momentos va a tener muy complicado competir por premios importantes. La película es una adaptación de un musical de Boradway y por momentos se deja notar en la narración algo encorsetada. Algo que tiene sentido en momentos particulares (cuando hace referencia a Broadway) pero que no funciona en todo el metraje. Como su excelente reparto, mal administrado y con personajes que parecen estorbar más que aportar algo. La sensación final es la de que había la posibilidad de hacer una gran película con The Prom, pero no es ésta. Es un buen resultado, sobre todo gracias al reparto, pero no el mejor posible.
Un grupo de actores de Broadway que han vivido tiempos mejores, se encaminan a un pequeño pueblo para lavar su imagen y que nadie piense que son los narcisistas ególatras que son. Para ello pretenden ayudar a una causa muy visible que les favorezca. La de una joven a la que, por ser lesbiana, no se la permite acudir al baile de graduación con su pareja. Por eso se trasladan allí para ser quienes cambien la situación. La intolerancia de la América profunda y un grupo de descerebrados intentando ayudar sirve para dar inicio a una historia llena de humor que poco a poco va perdiendo fuelle para dar paso a un musical mucho más edulcorado y sentimentalista.
Por supuesto el reparto es quien salva continuamente los muebles cuando la película decae. Meryl Streep y James Corden principalmente. De hecho el segundo tiene los mejores momentos dramáticos y es el que más brilla. Nicole Kidman es maravillosa, pero la película la emplea de adorno y la desaprovecha continuamente, como a Kerry Washington, a la que deja brillar sólo un poco más. Andrew Rannells es quien más disfruta con su personaje, mientras la joven Jo Ellen Pellman es quien lidera la historia, junto a un muy comedido Keegan-Michael Key. La presencia de Tracey Ullman o Mary Kay Place es simplemente testimonial. Y es una pena. Desaprovechar ciertos nombres debería ser un delito cuando tienen tanto que ofrecer.
Murphy vuelve aquí al musical de Glee, pero también a la locura y el humor bizarro de Popular, su primera serie, en un arranque muy prometedor. Pero pese a lo brutal que es el primer número en Broadway y su humor, no termina de despegar. Se cae poco a poco. Es colorida y elegante, con buenas coreografías, pero ninguna canción es memorable. Y mientras algunos números como el del centro comercial son magníficos, otros como el restaurante o el del instituto, sobran y son olvidables. Alargan la película innecesariamente a más de dos horas. Es buena y tiene elementos brillantes, como he dicho, pero le falta pegada, le sobra metraje, y pierde la mala uva y el humor a mitad de película, cuando uno piensa que la historia va a terminar incluso. Una lástima porque había mucho potencial en The Prom.
Jesús Usero
★
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