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miércoles, abril 24, 2024
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Del revés *****

Del revés *****Muy buena. De lo mejor que ha hecho Pixar. Nivel Toy Story, Toy Story 3 y Up!

Si alguien tenía dudas de que a Pixar le quedan todavía muchas cosas que decir en el cine de animación y mucho más que aportar a la madurez de esta forma de arte cinematográfico, creo que Del revés despeja todas esas dudas. Pete Docter y su equipo han puesto en pantalla una obra maestra que tiene la difícil cualidad de servir a lo comercial poniéndole en bandeja al público infantil un producto de evasión perfecto y que se atiene a los códigos y fórmulas de explotación del cine de animación que suele triunfar en la taquilla. Pero además, y aquí viene la maniobra de más difícil todavía, dan un triple salto mortal y le proporciona al público adulto una muy divertida sátira sobre la psicología y cómo funcionamos a nivel de emociones e instintos que, dicho sea de paso, es tan sutilmente tenebrosa como debe ser. Profundiza en los rincones oscuros de nuestra psique y pone en pantalla una serie de conceptos e ideas sobre la existencia capaces de movernos a la reflexión, y además siempre con un sentido del humor elegante, una afinada sátira, un modelo de aplicación de la fórmula de la comedia que para sí quisieran algunas de las más taquilleras comedias supuestamente adultas de los últimos años.

Pero hay más. He comentado de pasada la sutilidad tenebrosa que envuelve como un manto todo el conjunto de la trama. No es fácil introducir este elemento para público adulto en una película que va dirigida también a los niños, pero Del revés lo ha conseguido, y por ese camino avanza varios pasos en la senda que iniciara el brillante prólogo de la historia de la pareja de ancianos de  Up! De hecho, por ese camino se convierte en cine con mayúsculas. Olviden que estamos viendo dibujos animados. La sólida madurez con la que introducen conceptos adultos en una película para niños habla muy bien del respeto que le tienen a los niños y a los adultos, esto es, del respeto a su público. En mi opinión ese es el ingrediente esencial del éxito no sólo comercial, sino principalmente creativo de Pixar desde sus inicios incluso en el campo del cortometraje y por supuesto desde Toy Story en adelante: respeto por el público. Un respeto que, como evidencia Del revés, se manifiesta tanto a través de la persecución de la calidad e incluso de la excelencia en los planteamientos técnicos, visuales, artísticos de sus películas, como a través de la confianza en la madurez del público a la hora de plantear sus argumentos, personajes y conflictos.  




Lo que ocurre muchas veces con el cine de evasión actual y su fracaso artístico y narrativo, cuando no incluso el comercial, es que algunos de sus creadores creen que el espectador es fundamentalmente un imbécil tarado que se lo come todo le echen lo que le echen. A veces, y podría citar nombres que están en la mente de todos, es una chapuza echa por imbéciles que creen que todo el mundo es tan imbécil como ellos. Frente a eso, el cine de animación en general, y las películas de Pixar en particular, han conseguido abrirse paso en ese paisaje y ampliar su público objetivo de niños a adolescentes y luego hasta adultos respetando a su público y partiendo de la base de que ni los niños, ni los adolescentes, ni los adultos somos imbéciles.

Del revés  es una especie de culminación por ese camino de salida del gueto y ampliación de las posibilidades del cine de animación  que ha venido practicando Pixar y sus competidores en la animación durante estos últimos años. Sinceramente pienso que es un paso definitivo hacia algo más, hacia una nueva fase que suscita mi entusiasmo porque pueden adivinarse las posibilidades de desarrollo de la misma. Sospecho que dentro de unos años estemos hablando de esta película como de ese paso definitivo que ayudó a abrir otra fase en el desarrollo del cine de animación.  Creo que Del Revés es hoy el equivalente a lo que fuera en 1995 Toy Story.  

En lo referido a la introducción de lo tenebroso, tanto en la vida “real” de la niña protagonista, con esos planos camino de la estación de autobuses hacia el final del relato, caminando por unas calles que casi heredan el tinte siniestro y de pesadilla de aquellas calles torcidas del expresionismo por las que paseara el sonámbulo Cesare en el clásico El gabinete del doctor Caligari (no es ociosa la cita, pues la niña es tan títere en ese momento como lo fuera Cesare de Caligari cuando recorría las calles buscando nuevas víctimas), como en el aún más inquietante relato de viaje por los paisajes de la “vida psíquica” de la niña (ese abismo oscuro de recuerdos perdidos que se convierte en trampa es aún más inquietante que el “infierno” que amenazaba a los protagonistas en el desenlace de Toy Story 3). En estos fragmentos Del revés se atreve a tratar incluso con la locura, para finalmente plantear una de las mejores historias de viaje e iniciación, de formación y madurez de los personajes que nos ha ofrecido el cine. El hecho es que en esa especie de zambullida en las procelosas aguas de la psicología humana, este largometraje ha superado de largo otras aproximaciones del cine a estos asuntos más pacatas y formulistas, pero no necesariamente más cautas, porque la cautela es no obstante su intrepidez para abordar lo inabordable la característica que mejor define la película, capaz de entrar en estos territorios más tenebrosos sin espantar ni afectar al disfrute infantil de la aventura. Les pondré un ejemplo: si han visto Recuerda, dirigida por Alfred Hitchcock, con su daliniano despliegue de paisajes para intentar materializar las teorías de Freud, quedarán gratamente sorprendidos con Del revés al comprobar que supera de largo la epidérmica y simplista aproximación al asunto del llamado “maestro del suspense”.

Pero a todo lo anterior, añadan la comedia. Mucho humor para mirarnos a nosotros mismos como personas. Y mucho humor para tratar el tema del proceso hacia la madurez que atravesamos en nuestra adolescencia. Esto vale tanto para los padres como para los hijos. Pero si me permiten que vaya aún más allá en mis valoraciones sobre la película, creo que además es una excelente lección de madurez para nuestra propia sociedad, que en su conjunto anda algo estancada en una adolescencia perenne, presa de una inmadurez recalcitrante y una propensión creciente hacia la indecisión y el rechazo de responsabilidades y compromisos, mal entendido todo ello como un aberrante ejercicio de libertad personal e individual. Miren a la niña de la película y reparen en lo que representa. ¿Acaso no estamos viviendo unos tiempos que nuestra sociedad puede mirarse en esa niña y sus inquietudes como un espejo? Bajo ese punto de vista, Del revés se convierte en algo más que una visita a las cocinas de nuestra psique.

 

Miguel Juan Payán 

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