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viernes, noviembre 8, 2024
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El corredor del laberinto ★★★★

El corredor del laberinto ★★★★

Crítica de la película El corredor del laberinto.

Mejor que Los juegos del hambre. Excelente mezcla de ciencia ficción, aventuras e intriga.

Es absolutamente adictiva, así que la veré varias veces. Y al terminar de verla rápidamente me han entrado unas enormes ganas de ver la siguiente entrega. De manera que tengo que ser sincero, que para eso me pagan por escribir estas opiniones, y debo decir lo que realmente pienso, en lugar de jugar a regalarles las orejas a la legión de incondicionales de Los juegos del hambre para quedar bien con todo el mundo. No voy a mentirles. Lo he pasado mucho mejor viento El corredor del laberinto, y sin quitarle mérito a las peripecias de Jennifer Lawrence, creo que jugando en la misma liga, esta otra propuesta de ciencia ficción para jóvenes es mejor. Digo esto con todos mis respetos para los incondicionales de las aventuras de Katniss, y me explico. Opino que El corredor del laberinto maneja un combinado más potente de incentivos para la intriga, las aventuras y la ciencia ficción que están además respaldados por un planteamiento más maduro desde el punto de vista narrativo y con un ritmo mucho más equilibrado. La idea del laberinto como punto de partida del relato posee cualidades que van más allá de la muy potente aportación de este elemento clave en la mitología que sirve también para introducir una segunda capa de reflexión de claves más sólidas desde el punto de vista del conflicto dramático que define a sus personajes. Un ejemplo: en Los juegos del hambre el protagonismo de Katniss es más monolítico, ella lo es casi todo, al menos en las dos primeras películas, y el resto de personajes queda reducido a la función de ser sus comparsas. Es lógico porque el noventa por ciento del éxito de las películas  gravita en torno al gran trabajo realizado por Jennifer Lawrence con el personaje de Katniss Everdeen. El resto de sus compañeros de aventuras queda desdibujado tras ella, arrollados por su personalidad. Frente a eso, en El corredor del laberinto, que inevitablemente es también una historia que como Los juegos del hambre sigue la fórmula del viaje del héroe extraída de El héroe de las mil caras de Joseph Campbell, el protagonismo de Thomas (Dylan O´Brien) no es tan monolítico como el de Katniss/Lawrence, porque ésta sí es una historia del grupo de supervivientes. De hecho, el propio diálogo de la película así lo explica a través de uno de los personajes: es la fuerza de todos unidos el motor que guía el relato, y por ello los compañeros en la aventura de Thomas tienen un protagonismo en la misma que no poseen los compañeros de Katniss al menos en las dos películas que hemos visto hasta el momento. Y ese mayor papel y peso dramático de los compañeros del héroe permite una construcción dramática más rica y narrativamente más madura y compleja. Una situación que es la misma que describe una fuente tan remota de las reflexiones filosóficas como es la de los habitantes de la Caverna, de Platón. De manera que no sólo tiene como punto de partida la mitología con la peripecia de Teseo y el laberinto de Creta.



Explicada mi opinión esto tengo que aclarar además que la fórmula argumental de El corredor del laberinto es por otra parte absolutamente infalible como anzuelo para atrapar al espectador. Posee la misma infalibilidad como relato que tenía la fórmula argumental de 300. Podríamos definirla como una situación de “todo o nada”. Un grupo de chavales atrapados en una especie de trasunto del falso paraíso como los protagonistas de la serie Perdidos, y rodeados por un mar de preguntas sin respuestas materializado en el gigantesco laberinto que intentan cartografiar jugándose la vida para poder salir de su encierro y despejar todas las incógnitas que rodean su pasado y su futuro. Anclados en un presente repleto de dudas se convierten en reflejos de la propia situación del 90 por ciento de los espectadores, sea cual sea su edad, condición o circunstancias personales. De ahí la infalibilidad de esta propuesta para funcionar como un reloj de precisión en lo que se refiere a proponer entretenimiento y evasión con un muy saludable fondo que mueve a la reflexión y nos motiva para hacernos preguntas. De ahí la madurez como relato de la que hablaba antes.

Añadan a todo lo que he dicho hasta ahora una serie de aventuras en un paisaje cambiante, la agresión de unas temibles criaturas de aspecto arácnido, la siembra de todo tipo de incógnitas sobre el mundo que espera a los personajes en el exterior… Resumiendo: aventura pura con unas gotas genéricas de ciencia ficción y algunas pinceladas de terror que es la fórmula magistral para mantenernos totalmente enganchados a la historia y hacer que salgamos del cine disparados a la librería más próxima para calmar la urgencia de saber qué es lo próximo que les va a pasar a los personajes.

El corredor del laberinto consigue así otra de sus características esenciales: es absolutamente adictiva. Para ello no ha tenido que inventar nada. Ya estaba todo inventado. Como relato tiene elementos de El señor de las moscas, pero maneja un tono en todo lo referido a la llegada del héroe y su integración en el grupo que es heredera de clásicos del cine de los años sesenta y setenta, como La leyenda del indomable, El día de los tramposos o Papillon, películas que incluí en mi repaso de títulos del cine de fugas en el último número de la revista Acción precisamente para acompañar el estreno de El corredor del laberinto. Ejemplo de ello es la pelea del protagonista con Gally (Will Poulter), que recuerda la pelea a puñetazos de Paul Newman y George Kennedy en La leyenda del indomable (incluso el actor y el personaje de Gally se asemeja mucho físicamente a Kennedy y su personaje, Dragline, en ésta última). El corredor del laberinto me ha recordado también mucho en su situación de arranque a otro de mis títulos clásicos favoritos del cine bélico: Comando en el Mar de China, protagonizada por Michael Caine y Cliff Robertson y dirigida por Robert Aldrich en 1970…

Todas ellas son, como El corredor en el laberinto, un entretenimiento infalible y muy recomendable.

Miguel Juan Payán

Miguel Juan Payan

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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