Crítica de El engaño
Crítica de la película El engaño
Fallido thriller erótico que no tiene mucho ni de thriller, ni de erótico.
Una película con alma española porque viene de la mano del director Luis Prieto, alguien que lleva muchos, muchos años realizando series y películas en el mercado internacional, desde Italia a Estados Unidos, donde ha estado en series como Z Nation, StartUp, The Oath o Snatch, y que en esta ocasión tiene incluso una forma de recordarnos de dónde viene, con el chándal que lleva John Malkovich en la película (si la ven, lo entenderán). Lástima que la buena puesta en escena y la narración, no sirvan para salvar una película con un guión extremadamente débil, pura fórmula sin alma y sin mucho sentido. Un guión que provoca risas, más que suspense.
De hecho, si pueden ver la película sin leer la sinopsis oficial, mucho mejor. Porque, por algún motivo, alguien ha decidido contar toda la película en la sinopsis incluyendo todos los giros de guión. No entiendo el motivo, pero es mucho más sencillo decir que la película ve como un millonario que vive en una idílica ubicación, conoce por azar a una preciosa joven camarera, y que entre ellos surge el amor. Pero, claro, nada es lo que parece en esta historia y la situación se complicará al poco de iniciarse. Y no hace falta mucho más. El guionista, David Loughery, tenía en los noventa una carrera interesante, con títulos como pasajero 57, Asalto al tren del dinero o Los tres mosqueteros. Hoy se encarga de películas como Obsesionada, Protegidos por su enemigo, Fatale o ésta, que puede ser la peor de todas…
En el reparto hay nombres muy interesantes. Cameron Monaghan es un camaleón con un talento impresionante, aunque la película nunca sepa aprovecharlo. Se merece mejores guiones este chico que ha brillado en televisión con Shameless y Gotham. John Malkovich es productor de la película y aparece en un papel con más tiempo en pantalla de lo que esperábamos, quizá el personaje más interesante, pero también desaprovechado, como Frank Grillo que aparece casi en un cameo. Lily Krug, en cambio, no aporta demasiado a un papel extremadamente plano para ser el foco de atención de toda la película. La actriz lo intenta pero no llega y no transmite lo que su personaje debería.
Se dice que la película se rodó en 21 días y quizá ahí resida su problema, que el rodaje fue muy rápido y pese a que se nota un pulso firme tras la cámara, el guión necesitaba una revisión incluso mientras se rodaba. La cantidad de lagunas, errores, despistes y momentos ridículos se acumulan, sin olvidarnos de una serie de tópicos que hacen que los personajes no sean más que arquetipos sin ninguna profundidad y sin ningún drama real. Todo es impostado y se salva por los actores y el pulso narrativo. La audiencia se ríe en momentos clave porque nada encaja, y cuesta mucho empatizar con los personajes. Queda una película ramplona, floja y sin chispa. Las escenas eróticas son frías y el thriller manido. El resultado, por desgracia, mediocre.
Jesús Usero
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