La batalla por el dominio de la taquilla del mundo de la animación ha encontrado un nuevo contendiente. A Pixar, Dreamworks y Fox, que han regido los pasados años con puño de hierro el mercado, merced a títulos como Shrek, Up o Ice Age. El pasado otoño Sony se acercaba a hurtadillas con Lluvia de Albóndigas, pero sin conseguir los resultados de las anteriores compañías, algo que Universal sí ha conseguido con Gru, Mi Villano Favorito.
Y ha venido en un momento crucial para una compañía que llevaba un año y medio sumida en una crisis de recaudación bastante grande que la llevaba prácticamente de un fiasco a otro. Para que os hagáis una idea, el último gran éxito de Universal fue Fast and Furious, estrenada en marzo de 2009. El resto casi para olvidar…
Y con Gru, las cosas parecen haber cambiado levemente, dándole a la major un éxito de casi 250 millones de dólares con tan sólo 60 millones inver5tidos. Y además ha conseguido un resultado artístico bastante superior a muchas de las películas de animación que hemos visto pasar a lo largo de 2009 y 2010. No es que sea una revolución absoluta ni una propuesta original, pero al menos es una película honesta y muy divertida.
La historia del villano feliz en su condición de malo de la función y al que los azares de la vida, en este caso tres huerfanitas a las que pretende usar pero que le cambiarán la vida, convierten en un héroe por accidente. Es Shrek de nuevo, por enésima vez. Lo de los magníficos minions, secuaces de Gru, es algo que también teníamos con la ardirrata de Ice Age o los pingüinos de Madagascar, personajes supuestamente secundarios que acaban robando la función y convirtiéndose en los verdaderos protagonistas.
Así que las novedades las vamos a dejar para otro día y será mejor que nos centremos en lo que realmente importa,que toda la familia pase un buen rato y tanto niños como grandes puedan disfrutar de una hora y media de película entre risas. Y en ese sentido Gru funciona a las mil maravillas. Sobre todo porque engloba lo mejor de las primeras entregas de las películas antes mencionadas, un sentido del humor referencial y brillante, una aventura bien contada y unos personajes encantadores.
El protagonista de la película, Gru, es un ser resentido y con bastante mala leche que pulula por el mundo ideando cómo hacer daño la próxima vez y que tiene bastante poco aprecio por sus congéneres. Su manera de hacer daño a los demás (la escena del Starbucks, cómo aparca su vehículo) está llena de sarcasmo e ingenio, como su salida del Banco del Mal y su reacción contra el nuevo villano, Vector, llena de bilis.
Pero también es un hombre fracasado cuyos mejores momentos como villano han pasado ya y que ve como las nuevas generaciones le pasan por encima, mientras su madre le recuerda que es un fracaso como villano y que hay gente mucho mejor que él haciendo el mal por el mundo. Primero sirve para que el prota no nos caiga tan mal, es malo pero no tanto, segundo para que entendamos un poquito al personaje y sus motivaciones, que, dentro de lo que cabe esperar, es un logro (ojo al Gru niño intentando impresionar a la mala pécora de la madre).
Esa amargura mal disimulada del personaje se traduce en momentos hilarantes, normalmente a cargo de un arte casi perdido. El humor físico y gamberro. La película recuerda más a los Looney Toons que a otras patochadas más modernas. Hay golpes, explosiones, trampas, tiburones… Todo ello sin daño para los personajes y en la onda de Bugs Bunny, Tom y Jerry y similares.
NO hay mucho diálogo en esas secuencias, así que la cinta recae en el humor visual y se deja llevar por momentos que engloban lo mejor de Ice Age con lo antes mencionado, como la magnífica secuencia del asalto fallido de Gru a la casa fortaleza de Vector… Brillante de principio a fin.
Y ese villano encarnado en un friqui de mucho cuidado como es Vector, vestido en pijama y con un corte de pelo horrible y gafas de pasta. O el auténtico malo de la función, el dueño del banco, enorme, intimidatorio, terrible… O la repelente dueña del hospicio, absurda y boba pero mala como el veneno.
Sumados al Dr. Nefario, un personaje brillante en inicio pero con un cambio demasiado radical a mitad de la cinta y las niñas, tenemos más o menos un abanico de personajes bien construidos en su mayoría y muy divertidos. Pero nada comparado a esos minions que son capaces de hacer las locuras más salvajes entre ellos y no tomar ni una orden a derechas. La escena en el supermercado es la cumbre, mientras que sus apariciones se nos hacen cortas, por desgracia.
Eso sí, según avanza la historia volvemos al trillado camino de siempre de villano convertido en héroe porque tiene buen corazón, la familia como núcleo de la vida, lo importante que es el amor… Y como esto no es Pixar, sutileza la justita, todo a saco y a lo bestia, para que el personal se empape del tema. Visto hasta la saciedad, resuelto sin gracia, lo mismo de siempre. No se trata de que maten a nadie, ni de que acabe mal, sólo que sean más sutiles.
Además se nota que el presupuesto es muy moderado y en comparación con los progresos de Pixar palidecen (aunque el 3D está muy trabajado). Curioso eso sí que costando 3 veces menos, luzca mucho mejor que la última de Shrek.
Sólo hay que darle una oportunidad a los minions para que la película nos conquiste, y el público se la va a dar sin duda, así que no está de más que nosotros hagamos lo mismo. El buen rato está garantizado. Y la secuela también. Por si alguno pensaba lo contrario.
Jesús Usero
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