High-Rise. Interesante y exigente propuesta de ciencia ficciรณn que navega visualmente entre Cronenberg y Kubrick.
En 1996 David Cronenberg adaptรณ al cine una novela del maestro de la literatura de ciencia ficciรณn J.G. Ballard: Crash. La acogida de la misma fue tan debatida y claramente polรฉmica como la de esta otra pelรญcula, adaptaciรณn de otra novela de Ballard, Rascacielos. Todo indica que aquella adaptaciรณn de Crash y el cine de David Cronenberg en general son uno de los dos referentes que operan sobre el director de High-Rise en este trabajo. De hecho, High-Rise tiene mucho en comรบn no sรณlo con Crash, sino tambiรฉn con otros largometrajes recientes de Cronenberg, como Cosmรณpolis y Maps of the Stars, otras dos pelรญculas incomprendidas por el pรบblico y parte de la crรญtica. Podrรญamos decir que todas ella forman una especie de โfamiliaโ o grupo con muchas cosas en comรบn, empezando por la incomprensiรณn de su propuesta por parte del espectador y parte de la crรญtica de nuestros dรญas.
La otra referencia obvia en High-Rise es de carรกcter visual, y pasa por el cine de Stanley Kubrick (los planos de pasillos como camino de uniรณn de las distintas piezas de la fรกbula que recuerdan aquella otra pesadilla en torno a un edificio, El resplandor, o la escena de iluminaciรณn con velas al estilo Barry Lyndon que salpican toda la pelรญcula, o vario momentos que recuerdan La naranja mecรกnicaโฆ). De hecho lo que parece proponerse el director es trasladar a la pantalla la novela de Ballard como si la hubiera pensado visualmente Kubrick pero la hubiera acabado rodando Cronenberg. Lo cual da como resultado algo muy curioso y en algunos momentos un rompecabezas muy interesante para los aficionados al cine.
Pero si ese es uno de sus atractivos, a la larga se convierte tambiรฉn en uno de sus lastres a la hora de entenderse con el pรบblico de nuestros dรญas.
Llegados a este punto del comentario creo que es preciso aclarar varios puntos. El primero es que confieso que todas estas pelรญculas ejercen sobre mรญ una cierta influencia de carรกcter hipnรณtico, tanto por el trazo visual de sus imรกgenes como por su contenido. En el caso de High-Rise su primera hora me convence totalmente, y lamento por eso mucho mรกs que la segunda hora, cuando realmente entra en materia, sea vรญctima de cierto caos en la exposiciรณn y se deje arrastrar por la anarquรญa que paulatinamente se hace dueรฑa del edificio protagonista. Lo lamento porque ademรกs esa parte me parece plena de propuestas interesantes desde el punto de vista narrativo, como las metรกforas sobre Dios-Arquitecto-Padre, el tema del protagonista desdoblado en Laing-Wilder, el yo y el ello, con el edificio y sus habitantes convertidos en el inconsciente del personaje que interpreta Tom Hiddleston. La imagen es un tema importante en la pelรญcula, asociada al sexo, a cรณmo nos ven los otros: el suicida mirando a los que le miran, o el protagonista intentando encajar en el edificio, mostrรกndose desnudo en la tumbona de la terraza, o en la fiesta de disfraces presentando su virilidad materializada en la botella de vino que agarra compulsivamente con afรกn onanista despuรฉs de haber sido humillado por no ir vestido de รฉpoca, mientras enciente un cigarro igualmente maltratado, la botella abandonada. El รบltimo encuentro del protagonista con Dios-Arquiecto-Padre, en la cena con velas, que en lo referido a fotografรญa recuerda tanto planos de Barry Lyndon de Kubrick como el encuentro del replicante Roy Batty con su creador en Blade Runnerโฆ
Cito todo esto, que es sรณlo parte del bombardeo visual de referentes y metรกforas sociales, polรญticas, econรณmicas, psicolรณgicas y religiosas que nos propone la pelรญcula, para dejar claro por quรฉ me interesa y me gusta este tipo de cine, en el que tambiรฉn podrรญamos incluir Solo Dios perdona, de Nicolas Winding Refn, otra pelรญcula hipnรณtica que recibiรณ una importante raciรณn de palos y polรฉmica por parte de crรญtica y pรบblico, Melancolรญa y Nymphonaniac, de Lars von Trier, o Todo saldrรก bien, de Wim Wenders, entre otras. Pelรญcula difรญciles, con una riqueza de propuestas mรกs propia de la literatura. Y que sistemรกticamente suelen recibir palos de buena parte de la crรญtica o simplemente ser ignoradas por el pรบblico. Todas ellas tienen en comรบn ciertos momentos de carรกcter pretencioso, incluso algo pedante, que supongo ayuda a convertirlas en cine maldito. En High-Rise ese tono pretencioso lo encontramos materializado en el personaje de Pangborn al que da vida James Purefoy. Pero yo pienso que son interesantes y no puedo evitar tenerles afecto, porque me resultan estimulantes. Creo que su malditismo y el rechazo que cosechan deriva de su empeรฑo en ser mรกs literarias que cinematogrรกficas. Es algo que le ocurre claramente a High-Rise, que ademรกs sirve como apunte de que posiblemente J.G. Ballard es un escritor inadaptable. Lo que funciona para la literatura no tiene por quรฉ funcionar, tal cual, para la ficciรณn televisiva o cinematogrรกfica. La explicaciรณn de por quรฉ, paradรณjicamente, la encontramos en el diรกlogo final del personaje de Arquitecto que interpreta Jeremy Irons, cuando le explica al protagonista que el motivo por el que su rascacielos no funciona no es, como creรญa en principio, porque le falte algo de fuera, sino porque metiรณ demasiado dentro.
El problema de High-Rise es que tiene mucho, demasiado, dentro, y no sabe aplicarle la clave de elipsis y resumen adaptativo necesario para pasar de la literatura al cine.
Es por tanto una pelรญcula imperfecta que falla de ritmo en su segunda hora y que a pesar de todo me parece hipnรณtica, asรญ que le pongo tres estrellas, pero me quedo con ganas de ponerle cuatro, o por lo menos tres y media, porque me parece muy interesante.
Miguel Juan Payรกn
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