Uno de los eventos televisivos más esperados del año (con permiso de Juego de Tronos y alguna otra) es el estreno de la primera serie producida por Netflix, uno de los mayores proveedores de vídeo por demanda en internet, House of Cards, que tiene todos los alicientes para que los amantes de las buenas series se lancen a la pequeña pantalla a degustarla, y que en España estrenará Canal + el próximo 21 de Febrero, por lo que han tenido a bien dejarnos echarle un vistazo para contaros todos los secretos de esta Casa de Naipes, remake de una brillante miniserie británica de los noventa del mismo título y que estaba protagonizada por Ian Richardson. La miniserie contó con dos secuelas y hace unos años la productora Media Right Capital compró los derechos. Encargados de producirle a David Fincher El Curioso Caso de Benjamin Button, la productora logró interesar al director y lanzar el producto al mercado, siendo Netflix la que finalmente compró la serie con la intención de hacerla su primer drama original, de emisión streaming para sus suscriptores. Y además dando total y absoluta libertad creativa a Fincher y su equipo, que cuenta con el actor Kevin Spacey y el guionista Eric Roth (Forrest Gump), como productores también.
La serie sigue a Frank Underwood, a quien da vida un soberbio Kevin Spacey, un congresista que se autodenomina “el fontanero que desatasca de mierda las tuberías”. El que hace funcionar y moverse al congreso ante el inmovilismo de muchos. Y su apoyo al presidente electo debería ser recompensado con la cartera de exteriores, el secretario de estado. Pero aquél no cumple su promesa y Underwood se embarca en una peculiar cruzada. Derrumbar al gobierno y al presidente y ser elegido por su partido como próximo candidato a las elecciones nacionales. Convertirse en Presidente, ni más ni menos. Para ello trazo un intrincado y complejo plan que le llevará a colaborar con una periodista “trepa” y con algunos de los miembros más curiosos y menos recomendables de la política americana.
El lado oscuro de El Ala Oeste. Así podríamos definir una serie satírica, oscura, dinámica pero contenida, donde todo está en su sitio, nada sobra, cada detalle cuenta. Con aires de suspense pero mucha mala leche, digna del mejor Aaron Sorkin pero sin los diálogos metralleta. Quizá la labor de Fincher destaque menos que en trabajos anteriores, más sobrio y contenido como director, en la línea de Millenium y La Red Social, pero se nota su mano en la iluminación, el encuadre, la puesta en escena, los actores…
Y qué actores. Spacey está brillante, espectacular, como hacía años que no le veíamos, y le acompaña Robin Wright como su esposa, una mujer fría o muy fría, según se mire, con una relación de pareja peculiar cuando poco, y Kate Mara como la periodista joven dispuesta a todo por una primera plana. Menudo triángulo forman. Si les sumamos nombres como Michael Kelly o Corey Stoll tenemos grandes actores en una gran serie por la que pasarán directores como James Foley, Joel Schumacher o Carl Franklin. Mantiene el tono irreverente de la original (el protagonista rompiendo la cuarta pared continuamente y de forma brillante siempre, el sentido del humor ácido, la mirada descreída a la política…) e incluso la frase que hizo famoso a Richardson en la original. House of Cards coge el excelente material británico y lo eleva a serie de culto desde ya. Una de esas joyas en las que nada falla, todo es perfecto. Aunque su tono, su trama y su ritmo asustará a más de uno. Como pasó en su día con El Ala Oeste. En USA se estrena hoy mismo, y en tres semanas podremos disfrutarla en nuestro país. Que aproveche y siga creciendo.
Jesús Usero
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