Clint Eastwood mezcla drama, crimen y musical. Y no, no es su major película ni de lejos, pero consigue que una historia aparantemente poco interesante de un grupo de amigos italoamericanos que forman un grupo de música en los 50 que acabará convirtiéndose en el famoso grupo The Four Seasons. Aunque quizá sea incorrecto hablar de un grupo cuando la historia se centra continuamente en la vida de Frankie Valli. Pero lo interesante es como el genial director de películas como Sin Perdón, da un nuevo giro a su carrera con su edad, para presentarnos una historia contada de un modo distinto. Un musical que no se centra tanto en las canciones como en la historia detrás de los personajes. Una historia llena de drama y marcada por la herencia de estos cuatro amigos.
Nacidos en el lado equivocado de la ciudad, ligados desde jóvenes al crimen y la mafia, pero con un enorme talento para la música, sobre todo el más joven de ellos, la historia basada en la realidad nos lleva a lo largo de los años, desde los primeros devaneos con el crimen y la música, hasta el éxito, los problemas y luchas internas, las traiciones y la separación del grupo. Y aunque la historia se centra como decíamos en Valli, es contada desde los puntos de vista de los cuatro miembros del grupo musical, quienes ofrecen su perspectiva dirigiéndose al espectador y, muchas veces con un enorme sentido del humor. La película juega con el guiño continuo con quien están en la sala de cine.
Y funciona bastante bien. El pulso narrativo de Eastwood es perfecto para la historia, los actores están contenidos, sutiles y bien elegidos, además de que la música ayuda a contar la historia y no se convierte en un ir y venir de canciones y gente cantando por la calle, sino que la música tiene su porqué y sólo hay un número musical clásico, con coreografía y todo, al final de la película. Una historia entretenida, muy bien contada, con mucho drama en sus personajes, que incluye no sólo el crimen, sino la desintegración de la familia, el peso de la fama, la traición de los amigos, el poder o el dinero.
El problema de la película está primero en su excesiva duración, que hace que tenga serios problemas de ritmo en algunos momentos, en lo que pueda interesar la historia a los espectadores actuales (y la música) y en un tono en el guión a ratos demasiado complaciente. Pese a que quiere contarnos las luces y las sombras del grupo, a veces uno tiene la sensación de que las sombras interesan menos, sobre todo las profesionales. Además el hecho de centrarse tanto en Valli hace que perdamos de vista algunos personajes mucho más interesantes, como el de Tommy DeVito. Queda como resultado una buena película, muy potente por momentos, pero que pierde en el contraste con sus lagunas. Los fans de la música y de Eastwood seguro que la disfrutarán incluso más que el resto de mortales.
Jesús Usero
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