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miércoles, diciembre 11, 2024
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La Forma del Agua **** por JU

La Forma del Agua **** por JUGuillermo del Toro demuestra nuevamente su maestría visual en este cuento de hadas peculiar. Si algo se puede decir sin tener casi ninguna duda de La Forma del Agua, es que es una película de su director. Esto que puede parecer a primera vista una perogrullada, no lo es en absoluto. A lo que me refiero es a que tiene el sello de autor inconfundible de del Toro y además es una película que ya desde sus primeros compases, con esa escena bajo el agua como parte de un sueño, uno identifica como suya, como algo que viene de la mente del director mexicano, y que sólo de allí podría salir. Pese a que indudablemente es una película que requiere de un presupuesto y unos medios relativamente holgados, es una cinta de autor, que tiene un rastro inconfundible que se origina en el director y guionista, y que podemos seguir hasta películas como El Laberinto del Fauno, El Espinazo del Diablo o incluso las dos entregas de Hellboy. Más de uno ha bromeado incluso de que se puede tratar de una precuela de las dos aventuras de cómic dirigidas por del Toro, y algo de razón tienen en ciertos conceptos visuales y argumentales.

Tiene algo de cuento gótico, tenebroso y perverso, pero sigue siendo en el fondo un cuento de hadas de los de antes, que casi recuerda a la Cenicienta en la historia de esa mujer humilde, que trabaja limpiando un lugar de investigación, y que no tiene voz. Con una vida solitaria en la que sueña, aunque apoyada por la gente que la rodea. Y es en su trabajo donde descubre la presencia de un ser que muchos consideran menos que un humano, un monstruo con un enorme parecido con Abe Sapien, que es estudiado por científicos y militares pensando en los avances que pueden conseguir a través de él, algo que también interesa a los rusos. Entre ella y la criatura surgirá una relación de comprensión y empatía, de entendimiento que va más allá de las palabras que ninguno de ellos puede pronunciar, de lo que no pueden expresar más que con sus gestos, sus actos. Una historia de amor, quizá, pero sobre todo una historia de superación, de varios personajes enfrentados a un mundo, el de la Guerra Fría, que no les acoge como debiera, ya sea por sus condición de mujer, por su sexualidad o por el color de su piel. Un grupo de inadaptados que se refleja perfectamente en el mundo actual.




Sally Hawkins es la perfecta protagonista de la película, una mezcla de figura frágil y etérea con determinación y fuerza, un aire cercano a algunas figuras del cine clásico y posiblemente el papel por el que será recordada gran parte de su carrera. No es fácil expresar sin hablar, y ella lo consigue sin problemas, es capaz de mantenerse siempre en el centro de la historia con su capacidad para hablar con la mirada, con los gestos… No es de extrañar su nominación, aunque sí sorprenden algo más algunas del resto de nominaciones… o ausencia de las mismas. Porque sí, Octavia Spencer y Richard Jenkins están magníficos en sus papeles, sensacionales en esas pequeñas grandes historias que nos hablan de personajes normalmente olvidados por el cine o la televisión. El personaje de Jenkins, tiene momentos que son enternecedores, por la humanidad que despliega, por el patetismo de esos instantes… Sin duda sus interpretaciones son memorables, claro que lo son. Y merecedoras de nominación, como Hawkins. Pero no podemos olvidar a dos de los motores de la película, dos portentos como intérpretes.

Michael Shannon y Michael Stuhlbarg están maravillosos en sus papeles. La película se alza cada vez que ellos aparecen en pantalla y casi parece injusto que al menos uno de ellos, Shannon, no haya sido nominado. Su personaje parece el villano típico, con muchos clichés, pero es en las manos del actor donde despierta un grado de entendimiento por parte de los espectadores, una comprensión de qué tipo de persona es y por qué hace lo que hace. Hay que ser muy bueno para conseguirlo. Sobre todo en una película en la que la mayoría de papeles masculinos heterosexuales (hablamos de los hombres, no de las criaturas) son terribles. Estúpidos, malvados, asesinos, salvajes… De hecho el único personaje que entra dentro de la normalidad con esas características es el de Michael Stuhlbarg… y no quiero estropear nada sobre el personaje, así que dejaré que lo descubra el espectador. Son parte de la clave para entender dónde reside realmente el mal y quien ataca, acosa y menosprecia a esta suerte de inadaptados que lideran la historia.

Con un humor brillante y a veces macabro (si son amantes de los gatos… bueno, a lo mejor no deberían ver la película) y con un tono que va de lo macabro a lo magníficamente sutil, la historia maneja claves que quizá en su inicio recuerden al cine de Jean Pierre Jeunet (la presentación de la protagonista, por ejemplo) pero que pronto se convierten en mucho más. En una película distinta a cualquier cosa que se esté proyectando ahora mismo en una sala de cine. Con personalidad propia, con estilo vibrante y con ritmo. Es quizá una historia que ya nos ha contado antes el director, de otra forma y con otras palabras, y también tiene un puntito de tramposa en su final (sin duda lo menos bueno de la película, algo demasiado… previsible), pero es un portento visual y es una película que debe verse en pantalla de cine. La fotografía, el diseño, los decorados… La propia historia y de lo que habla realmente más allá del cuento… Es más que probable que Guillermo del Toro gane el Oscar que se entregará en algo menos de un mes, y no es un trabajo por el que no se lo merezca, aunque la competencia sea dura. La Forma del Agua es un brillante relato fantástico con tintes de ciencia ficción que recordaremos durante mucho tiempo.

Jesús Usero


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Jesús Usero
Periodista cinematográfico experto en televisión

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