Vehรญculo de acciรณn para el lucimiento de Olga Kurylenko en plan heroรญna de acciรณn.
Ni un momento de respiro. Todo acciรณn. Poco argumento. Carreras, peleas, persecuciones, tiroteos, explosiones. Eso es lo que constituye esencialmente la propuesta de esta pelรญcula que se estrena en las plataformas de vรญdeo bajo demanda el prรณximo viernes 6 de noviembre. Olga Kurylenko demuestra que puede echarse sobre sus espaldas todo el peso de una pelรญcula de acciรณn si le dejan. Ella es el elemento fundamental que mantiene el interรฉs en este largometraje totalmente volcado en la acciรณn y poco interesado en desarrollar historia o personajes mรกs allรก de lo estrictamente necesario para que sirva como ligero armazรณn argumental a los momentos trepidantes. Claramente el director apuesta porque su protagonista, asociada a su antagonista, interpretado por James Purefoy, pueda ser suficientemente resolutiva para sostener todo lo que no sostiene la construcciรณn de la historia o el guiรณn, que encadena tรณpicos con un desparpajo ciertamente llamativo. Para asegurar la jugada, divide el antagonismo entre un excesivamente parlanchรญn Purefoy (especialmente en la escena de la tortura), y un Morgan Freeman fichado como estrella invitada para adornar un puรฑado de escenas y darle algo mรกs de solidez a una propuesta que queda limitada precisamente por ese encadenado constante de momentos de acciรณn e intriga sin pausa habitada por personajes esquemรกticos que intercambian diรกlogos previsibles, golpes y disparos, resueltos visualmente con una estรฉtica mรกs propia de la publicidad que del cine. Hay mucha caligrafรญa publicitaria y poca caligrafรญa cinematogrรกfica en este largometraje. El encadenado de la acciรณn acaba por agotar, algo que hermana esta pelรญcula con la falta de ritmo de otras propuestas similares y que adolecen de ese mismo defecto de ser โtodo por y para la acciรณnโ, como las dos versiones de Hitman o el reboot de Transporter, por ejemplo. Purefoy construye su personaje con los estigmas del sรกdico Joe Carroll que interpretara en la serie The Following, lo que me lleva a pensar que, dado el esquematismo palmario del guiรณn, el director ha fiado todo lo referido a la construcciรณn de personajes mรกs a los encargados del casting que a la direcciรณn de actores. Dicho de otro modo: que Kurylenko, Purefoy y Freeman van en piloto automรกtico, a su libre albedrรญo.
En lo referido a la construcciรณn del argumento, es significativa la manera y el momento en el que introducen en la trama la informaciรณn sobre la protagonista, casi al final, en la escena de tortura. Y cรณmo la introducen: con una larga parrafada de James Purefoy desgranando el pasado del personaje de Kurylenko y explicando sus motivaciones de forma muy forzada. No es extraรฑo que en el desenlace se produzca la impresiรณn de que se les acaba el tiempo para acabar de atar todos los cabos sueltos de la trama, y ademรกs confundan el final abierto, recurso perfectamente lรญcito, con el final sin final que nos proponen.
Momentum nos deja con la sensaciรณn de que lo mรกs interesante, la conspiraciรณn revelada por la informaciรณn contenida en el pendrive, se queda fuera de la pelรญcula, en un โcontinuarรกโ aplazado y que tiene pinta de ir a parar al limbo. Mรกs habrรญa valido que ese tema quedara incorporado al argumento en lugar de dejarse llevar tanto y con tanto metraje por el exhibicionismo en la acciรณn y recrearse en lo trepidante sin avanzar en el argumento. Quizรก de otro modo habrรญan aprovechado el paisaje de Ciudad del Cabo mejor, porque no sacan partido en absoluto de la ciudad como parte de la trama.
Miguel Juan Payรกn
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