La crisis econรณmica y la falta de valores sociales que imperan en la actualidad inspiran esta comedia alocada y carente de lรณgica, en la que la sensaciรณn de lo absurdo toma el autรฉntico protagonismo.
En 1972, Antonio Mercero puso en la balanza de los anรกlisis mordaces al mundo contemporรกneo, en su corto La cabina. La obra del director de Lasarte narraba la pesadilla de un angustiado Josรฉ Luis Lรณpez Vรกzquez, quien mostraba su incapacidad para escapar de una simple cabina de telรฉfonos.
Veintiรบn aรฑos despuรฉs, Joel Schumacher volviรณ a poner en tela de juicio a la sociedad moderna, en la claustrofรณbica cinta Un dรญa de furia. Aunque en el caso del cineasta neoyorquino, el punto de vista era mucho mรกs violento que el exhibido por el responsable de Farmacia de guardia.
Iรฑaki Lacuesta (Los condenados, La leyenda del tiempo) parece haber juntado las tesis rectoras de estos dos trabajos, para montar el guion de Murieron por encima de sus posibilidades: una autรฉntica sรกtira dotada de la exageraciรณn voluntaria, en la que cualquier momento de tregua queda subyugado a la contundencia de una temรกtica abiertamente destroyer.
La crisis econรณmica e institucional que asola Espaรฑa, y por ende a Europa, sirve de pretexto argumental al realizador para levantar una รกcida movie, en la que el protagonismo se lo reparten cinco individuos escapados de un manicomio. Los hombres estรกn internados por asesinar a diferentes personas relacionadas con su entorno cotidiano. Una vez fuera del centro, los tipos forman la banda de los Osos Panda, y empeรฑan sus esfuerzos en secuestrar al presidente del Banco Central; todo con el fin de reivindicar un planeta mรกs solidario.
Frente a un guion tan delirante, el largo solo funciona cuando lo hacen las gracias de los protagonistas. Por esta razรณn, Lacuesta entrega el engranaje de la pelรญcula โsin reserva alguna- a la capacidad humorรญstica del quinteto principal; compuesto por Albert Pla, Raรบl Arรฉvalo, Jordi Vilches, Ivรกn Telefunken y Juliรกn Villagrรกn. Ellos son lo mรกs destacado de un filme que hace aguas por los cuatro costados, y que solo mantiene el tipo en el universo absurdo y surrealista que proyecta.
Pese a nutrirse de parte de lo mรกs florido de la escena nacional (por la cinta pasan Josรฉ Sacristรกn, Imanol Arias, Josรฉ Coronado, Bรกrbara Lennie, Sergi Lรณpez, Carmen Machi, Ariadna Gil, Emma Suรกrez, รngela Molina, Eduard Fernรกndez, Josep Marรญa Pou, Luis Tosarโฆ), el filme naufraga por el grueso trazo de una ironรญa sin sustancia. Una tierra de nadie, en la que se suceden sin el menor ingenio situaciones tan poco edificantes como la de un grupo de ministros desmembrรกndose mutuamente; o las ridรญculas e infantiles lecciones del papel del presidente del Banco Central (Josep Marรญa Pou), quien recibe a su ejecutor en una sauna camuflada dentro de un barco pesquero. Triste cadena de despropรณsitos, cuya guinda la pone una troika que hace buenos los gags de los espacios televisivos mรกs casposos del Fin de Aรฑo televisivo.
No obstante, y a pesar de sus problemas artรญsticos, la cinta de Lacuesta tiene en su favor la envolvente banda sonora que la acompaรฑa, a la que pone voz y tintero Albert Pla.
Jesรบs Martรญn
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