Comedia con chispa bien defendida por sus dos protagonistas.
Dos fĂ©minas opuestas obligadas a entenderse por haber mantenido relaciones con el mismo hombre. Es una fĂłrmula de comedia utilizada hasta la saciedad en el cine estadounidense, y en la que hemos visto lucirse varias veces a actrices como Diane Keaton o Goldie Hawn (pienso en tĂtulos como Colgadas o El club de las primeras esposas). Las dos podrĂan ser el modelo sobre el que trabajan o se inspiran, planteando con personalidad propia sus variantes de la fĂłrmula, las dos protagonistas de esta pelĂcula que nos propone una Margarethe von Trotta en clave de comedia con toque sofisticado y algĂşn ingrediente de enredo que impone una sarcástica mirada a la figura masculina del Don Juan abundando en la inseguridad de este tipo de personaje y su tendencia a ir cambiando de amantes buscándolas cada vez más jĂłvenes a medida que los años se le van echando encima. Se advierte en esta la primera pelĂcula en inglĂ©s de la directora alemana un intento de buscas (y encuentrar) en esa fĂłrmula de comedia protagonizada por mujeres de mediana edad un buen pretexto para hacer las AmĂ©ricas y acercarse a la fĂłrmula muy estadounidense del asunto sin renunciar por ello a trasladar a la misma su propio punto de vista del gĂ©nero.
Cierto es que en su desarrollo su pelĂcula tiene uno tono incuestionablemente mas europeo y por ejemplo se sitĂşa más cercana al tipo de comedia que podemos encontrar en la cinematografĂa francesa reciente que del cine de Woody Allen al que en principio podrĂa haber tomado como referente. De manera que si a ratos he tenido la sensaciĂłn de estar viendo una especie de variante germana de un duelo entre Diane Keaton y Mia Farrow, las dos “musas” de Allen, con algunos momentos en los que ambas parecen poseĂdas por una especie de pinceladas del estilo de Goldie Hawn, posiblemente sea asunto exclusivamente mĂo, manĂa cinĂ©fila. Pero si me permiten formularlo asĂ, opino que en el dĂşo de protagonistas, Katja Riemann le toma la delantera a su socia más joven, Ingrid Bolso Berdal. De paso quiero avisar de que a Tinka Furst, que tiene el papel con más chispa de todo el asunto, hay que seguirle la pista porque puede dar mucho juego en prĂłximos trabajos.
De todo ello se traduce un rato entretenido, con algunos momentos que realmente le arrancan cierta sonrisa al espectador, sobre todo por la vĂa del reconocimiento de algunas situaciones particularmente parĂłdicas, asĂ que aunque en general la propuesta no tiene, y sospecho que tampoco está particularmente empeñada en forzar la bĂşsqueda de nada nuevo que aportar a la fĂłrmula de las “ex” abandonadas y traicionadas por su marido donjuanesco, la personalidad de sus actrices acaba imponiĂ©ndose como su mejor motor para funcionar durante todo el metraje, incluso en los momentos en que el relato cinematográfico parece arriesgarse a entrar en el terreno de la teatralizaciĂłn. Su elegancia para no ponerse especialmente cansina con la reivindicaciĂłn torpe que parece imperar en el empoderamiento de ciertos discursos de nuestros dĂas es algo que aplaudo y considero la mejor muestra de la inteligencia, la elegancia y la competencia de la directora y de sus actrices. No necesitan subirse al pĂşlpito: sĂłlo tienen que hacer bien su trabajo, y lo hacen de tal modo que incluso consiguen escapar de los peores arañazos de la repeticiĂłn del tĂłpico tan comĂşn en este tipo de propuestas.
Miguel Juan Payán
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