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martes, mayo 21, 2024
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Power Rangers ★★★

Power Rangers ★★★

Crítica de la película Power Rangers

Mejor de lo que me esperaba. Entretenimiento digno y competente.

La nueva película de los Power Rangers ha sido una grata sorpresa. Conociendo el material del que parte me temía algo mucho más flojo, pero su guión se toma el tiempo necesario y maneja las claves apropiadas para construir bastante bien sus personajes protagonistas de adolescentes investidos con superpoderes por una nave llegada del espacio y a los cinco minutos de proyección todos los fantasmas negativos de las series y largometrajes anteriores desaparecieron.

El trabajo que han realizado los artífices de esta película con el material original de partida va mucho más allá del tuneado convencional y el repaso de chapa y pintura para actualizar el asunto respaldados por un presupuesto más abultado.

El director, Dean Israelite, ha conseguido algo que no siempre es fácil –que le pregunten a Josh Trank sobre su experiencia en Los cuatro fantásticos-, que es incorporar las claves que definieron su trabajo anterior en un cine más modesto, independiente, en Project Almanac, a una producción de más envergaduras con aspiraciones a blockbuster y a explotar una nueva franquicia sobre un material ya dado con una mitología forjada y con seguidores en todo el mundo. Una auténtica trampa para intentar meter en todo ese laberinto algo que tenga que ver con una inclinación personal desde la dirección. Lo que ha ocurrido aquí, sospecho, es que por un lado el material de partida era tan maleable, por esquemático y flojo, poco más que un boceto, que casi resultaba imposible no mejorarlo desde un punto de vista dramático, narrativo y de desarrollo de personajes. Simplemente el desarrollo de personajes del material original era un boceto. Y poco más. Así que todo lo que ha caminado la película hacia adelante en ese sentido parecen pasos de gigante. Lógico. Ocurre lo mismo con otros elementos que se han mejorado mucho en el largometraje respecto a sus precedentes, como es el caso de Zordon, interpretado por Bryan Cranston en un papel de apoyo que puede parecer casi un cameo pero es el tipo de contribución que refuerza el conjunto en una forma mucho más importante de lo que pueda parecer. Y ocurre con el personaje de Rita Repulsa, la antagonista, que podría haber sido el talón de Aquiles de todo el proyecto pero por el contrario está tratada de una forma que cumple su papel en el conjunto con más solvencia que sus antecedentes televisivos y cinematográficos. Ya por su definición, ese papel era una trampa en toda regla para todo tipo de construcción argumental en un largometraje que pretendiera abrirse paso entre un público actual más amplio que el de los incondicionales de la serie o la infancia más ingenua. Pero en la película funciona. Lo mismo que el robot. Estos tres elementos son los que habitan en el territorio fronterizo entre la propuesta para público infantil y el intento de hacer algo más digerible para público adolescente y de otras edades. Y salen bien parados del intento. Así que son una especie de termómetro para medir cómo se comporta el largometraje.

Otro factor a tener en cuenta es cómo han esquivado hábilmente las tópicas subtramas de la vida privada de los protagonistas con sus familias, que aparecen poco, lo justo y necesario, lo mismo que el instituto. Ambos territorios son zonas de riesgo de repetición y tópicos a mansalva, por lo cual su cuidadosa dosificación en metraje y tintes dramáticos es esencial para garantizar que no se van a convertir en lastres del conjunto.

En cuanto a la acción de robots transformables, que incluye un guiño de diálogo paródico aludiendo a los Transformers, cuenta con suficiente inversión para garantizar el espectáculo visual de destrozo, que aunque no es lo más interesante para público adulto, entiendo que tiene que estar ahí para los aficionados a la franquicia y los espectadores más jóvenes que han ido a ver precisamente eso. Es bueno que incluya esa figura de tono dantesco, el gigantesco sicario de Rita Repulsa, que caminando por las calles y sembrando el caos a su paso le da un aire infernal a esa parte final.

Una anotación final sobre un asunto que me ha llamado la atención y que no es un spoiler, sino una interpretación mía: la construcción del argumento y el guión permite al público adulto elucubrar incluso una interpretación más madura de todo lo que se nos propone, según la cual estaríamos ante una reflexión no exenta de tono satírico sobre el papel de las figuras superheróicas en la cultura popular de nuestros día: a partir de cierto momento de la trama, los protagonistas bien podrían estar en coma, imaginando todas esas aventuras que no son sino una construcción de su inconsciente para sobrellevar unas vidas maltratadas y las frustraciones cotidianas que conllevan. Siendo así que ellos reflejan las propias fantasías escapistas que busca el público de nuestro tiempo para sobrellevar sus propias frustraciones e insatisfacciones cotidianas en lugar de enfrentar la realidad.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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