El primer trailer que circula sobre la adaptación al cine del célebre videojuego Príncipe de Persia me lleva a pensar que la sombra de Piratas del Caribe es alargada, especialmente si el amigo Jerry Bruckheimer está en la producción, y que uno de los objetivos de la película es captar a ese público aficionado al cine de aventuras con escenas espectaculares pero servido con unos personajes que manejen el sentido del humor a la par que las hazañas épicas. Obviamente, Jake Gyllenhaal no es Johnny Depp, pero después de verle en títulos como Donnie Darko, Brokeback Mountain, Jarhead o Zodiac me inclino a pensar que no hay dudas entre el público sobre su talento como actor, de manera que, si juntamos su nombre con del de dos de los secundarios que le acompañan en esta peripecia, Alfred Molina y Ben Kingsley, y añadimos la presencia de Gemma Arterton, cuya breve aparición como “chica Bond” en Quantum os Solace nos dejó con la incógnita de lo que puede llegar a dar de sí como heroína del género de aventuras, la cosa promete ser, como mínimo, interesante más allá de las carreras, explosiones, fenómenos meteorológicos y desfiles de maravillas visuales varias que nos puedan servir en bandeja los efectos especiales de última tecnología. La experiencia me lleva a pensar que el cine-circo de puro espectáculo no se sostiene, por impresionante que puedan ser sus momentos de acción, a no ser que nos interesemos por los personajes, y sin duda son los buenos guiones y diálogos y los actores de calidad los que acaban convirtiéndose en los mejores “efectos especiales” de este tipo de cine. Crucemos los dedos para que en esta ocasión sea esa la fórmula que nos propone Bruckheimer.
El primer trailer que circula sobre la adaptación al cine del célebre videojuego Príncipe de Persia me lleva a pensar que la sombra de Piratas del Caribe es alargada, especialmente si el amigo Jerry Bruckheimer está en la producción, y que uno de los objetivos de la película es captar a ese público aficionado al cine de aventuras con escenas espectaculares pero servido con unos personajes que manejen el sentido del humor a la par que las hazañas épicas. Obviamente, Jake Gyllenhaal no es Johnny Depp, pero después de verle en títulos como Donnie Darko, Brokeback Mountain, Jarhead o Zodiac me inclino a pensar que no hay dudas entre el público sobre su talento como actor, de manera que, si juntamos su nombre con del de dos de los secundarios que le acompañan en esta peripecia, Alfred Molina y Ben Kingsley, y añadimos la presencia de Gemma Arterton, cuya breve aparición como “chica Bond” en Quantum os Solace nos dejó con la incógnita de lo que puede llegar a dar de sí como heroína del género de aventuras, la cosa promete ser, como mínimo, interesante más allá de las carreras, explosiones, fenómenos meteorológicos y desfiles de maravillas visuales varias que nos puedan servir en bandeja los efectos especiales de última tecnología. La experiencia me lleva a pensar que el cine-circo de puro espectáculo no se sostiene, por impresionante que puedan ser sus momentos de acción, a no ser que nos interesemos por los personajes, y sin duda son los buenos guiones y diálogos y los actores de calidad los que acaban convirtiéndose en los mejores “efectos especiales” de este tipo de cine. Crucemos los dedos para que en esta ocasión sea esa la fórmula que nos propone Bruckheimer.
Miguel Juan Payán
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