¡Ya está! ¡No hay vuelta a atrás!
Después de ver este trailer está claro que James Cameron ha vuelto a alegrarnos la vida como aficionados a las películas, pero además ha cambiado el cine. Su experimentación con el 3D ha desembocado en una película de ciencia ficción épica y repleta de momentos espectaculares. Muy mal se nos tiene que dar para que no asistamos a un auténtico acontecimiento cinematográfico de primer orden capaz de rivalizar e incluso superar el estreno de Titanic o El señor de los anillos. Hemos tenido que esperar diez años para volver a degustar el talento de Cameron en pantalla grande y para reencontrarnos con su capacidad indiscutible para narrar en imágenes a gran escala, pero ha merecido la pena. El gran jefe de pista del circo del cine ha vuelto a la acción para dejar bien claro por qué es el mejor en lo suyo, porque es Cameron el inimitable, un tipo capaz de superar sin despeinarse a cualquier otro aspirante a fabricar acontecimientos cinematográficos. Tan tozudo como el mismísimo David Wark Griffith cuando se empeñó en montar la impresionante Intolerancia, pero con el ojo clínico necesario para valorar las necesidades industriales y comerciales del cine como el Cecil B. De Mille de Los diez mandamientos.
¡Ya está! ¡No hay vuelta a atrás!
Después de ver este trailer está claro que James Cameron ha vuelto a alegrarnos la vida como aficionados a las películas, pero además ha cambiado el cine. Su experimentación con el 3D ha desembocado en una película de ciencia ficción épica y repleta de momentos espectaculares. Muy mal se nos tiene que dar para que no asistamos a un auténtico acontecimiento cinematográfico de primer orden capaz de rivalizar e incluso superar el estreno de Titanic o El señor de los anillos. Hemos tenido que esperar diez años para volver a degustar el talento de Cameron en pantalla grande y para reencontrarnos con su capacidad indiscutible para narrar en imágenes a gran escala, pero ha merecido la pena. El gran jefe de pista del circo del cine ha vuelto a la acción para dejar bien claro por qué es el mejor en lo suyo, porque es Cameron el inimitable, un tipo capaz de superar sin despeinarse a cualquier otro aspirante a fabricar acontecimientos cinematográficos. Tan tozudo como el mismísimo David Wark Griffith cuando se empeñó en montar la impresionante Intolerancia, pero con el ojo clínico necesario para valorar las necesidades industriales y comerciales del cine como el Cecil B. De Mille de Los diez mandamientos.
En Fox deben estar frotándose las manos de contento, porque Avatar promete ser un intenso encuentro con el cine que además nos llevará varios pasos por delante en el futuro del medio audiovisual, aplicando el 3D a un guión de calidad, con un desarrollo de personajes maduro y completo, con una trama capaz de engancharnos porque en definitiva es un viaje de redención del héroe reeditado con toda la potencia visual de las tres dimensiones. Cameron vuelve a hacer lo que siempre ha hecho en su carrera: poner el avance tecnológico al servicio de la historia, y no al revés, consiguiendo el mejor equilibrio posible entre los caramelos visuales del cine espectáculo y todo el poder evocador de los grandes talentos del cine.
Pasarán meses, y seguiremos pensando y hablando de esta película que ya está haciendo historia.
Son este tipo de películas las que pueden devolvernos la mirada asombrada que teníamos –y disfrutábamos- cuando, siendo niños, descorrimos por primera vez las cortinas de una sala de cine y empezamos a ver una película.
Con Cameron y Avatar vuelve el cine de pantalla realmente grande.
Miguel Juan Payán
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