Joseph Gordon Levitt protagoniza esta descarada y muy entretenida película de ciclismo urbano. El joven actor siempre ha dado muestras de gran talento, se enfrentase al papel que se enfrentase, ya desde los tiempos en los que era parte del reparto de aquella simpática Cosas de Marcianos. Ahora, tras un verano en el que ha sido parte de la película del año para quien esto escribe, la última entrega de Batman, nos trae esta pequeña película de acción sobre dos ruedas antes de que le veamos en una de las más anticipadas películas de ciencia ficción, Looper, compartiendo protagonismo con Bruce Willis. Y antes de que acabe el año le veremos en el Lincoln de Steven Spielberg. Una pena que la brillante 50/50 todavía no se haya estrenado en España…
La película tiene una trama de lo más sencilla, para meternos pronto en faena y dejarse de milongas. Mensajeros en bicicleta en Manhattan. Un trabajo peligroso debido a peatones, semáforos, taxistas y demás fauna urbana. Pero nada en comparación a lo que le tiene preparado el azar a Wally, un joven mensajero que se niega a crecer, cuando acepta entregar un último paquete que alguien no desea llegue a su destino. Macguffin de libro al canto, trama asentada en sus sencillas bases. Que comience la persecución.
Sin Frenos viene dirigida y escrita por David Koepp, guionista de la última de Indiana Jones, Ángeles y Demonios o el primer Spider-man entre otros, se pone a los mando de una película que resulta visualmente atractiva y muy bien planteada, con un ritmo frenético en la carreras de bicis por la ciudad. Una ciudad que cobra vida merced a un esfuerzo de logística considerable, que ha permitido rodar en Nueva York y aprovechar sus muchas cualidades. La ciudad es un personaje más, quizá el más importante, porque en el laberinto de sus calles, parques y edificios, cada esquina esconde un peligro imprevisto y mortal.
Está bien resuelta la forma en que el protagonista prevé lo que puede suceder si toma uno u otro camino, y la trama poco a poco va haciéndose un poco más compleja, explicando cosas que al principio parecen ser demasiada casualidad. Son esos flashbacks los que hacen que el ritmo de la película se resienta más, algunos demasiado densos, aunque establecen una intriga y dan motivos a todos y cada uno de los personajes. Que tampoco es que hiciera falta. Sabemos a lo que vamos cuando entramos en una sala a ver Sin Frenos, ¿no? Hay tópicos por doquier (la némesis en la mensajería del protagonista, la novia, el villano de la función, el poli torpe en bici…), frases que nos harán soltar una carcajada y momentos donde la credibilidad pende de un hilo (demasiados huesos de goma). Pero todo ello se supera gracias a la autoparodia (el propio villano nos hace reír bastante), un sano sentido del humor que nos muestra que nadie se está tomando en serio lo que sucede en pantalla (ojo a la abuela y el poli en el parque, demencial).
Si a eso le sumamos el trabajo siempre inteligente de Gordon-Levitt y Michael Shannon, que aprovechan una película como ésta para pasárselo pipa con sus personajes y hacer su duelo creíble, tenemos 90 minutos de entretenimiento trepidante, risas y acción bien montada y contada. Aunque la historia sea una bobada. Pese a los tópicos. Te lo pasas pipa.
Jesús Usero.
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