Crítica de la película Way Down
Entretenida heist movie de la mano de Jaume Balagueró.
Con un reparto internacional y rodada en inglés y castellano, la película de Jaume Balagueró le aleja del género de terror y el fantástico, para organizar una película de atracos perfectos, ladrones de buen corazón y tesoros ocultos. Una historia que gira en torno al mundial de Sudáfrica de 2010, lo que supone un acierto visual, como también lo hace el reparto liderado por Freddie Highmore. Y sí, la película no rompe el molde, no es la más revolucionaria del género, no va a ser recordada para la posteridad como cumbre del mismo. Pero es muy, muy entretenida y tiene el ritmo necesario para mantenernos pegados a la pantalla durante las dos horas que dura la proyección. Con una escala, además, que se disfruta mejor en cines, por cierto.
Estamos en 2010 y un joven ingeniero que ha resuelto un gran problema en el Golfo de México, no es capaz de decidirse por las muchas compañías que le ofrecen trabajo. Lucrativo y con futuro, pero nada que le apasione. No busca dinero. Cuando una mujer se cruce en su camino, le llegará una inesperada oferta que le propone intentar lo imposible. Abrir la cámara acorazada del Banco de España, considerada una maravilla tecnológica pese a ser creada en 1934. Todo el mundo la considera la cámara más segura del mundo. Nadie puede robarla. ¿Será capaz el joven junto al equipo que tienen preparado, de descubrir el secreto que esconde la cámara y hallar la forma de perpetrar el robo del siglo?
Freddie Highmore es el protagonista y además productor de la historia. Un buen líder para el proyecto que encaja perfectamente en el papel. Quizá demasiado perfectamente, porque el actor prefiere transitar territorios que ya conoce en lugar de hacer algo nuevo y distinto. Destaca la presencia de tres actores veteranos, los siempre solventes Luis Tosar y José Coronado, y Liam Cunningham. Su historia acaba siendo más interesante que la del resto, aunque Coronado esté en un papel demasiado obvio. Pasa lo mismo con Sam Riley o Emilio Gutiérrez Caba y con la presencia demasiado breve de Famke Janssen. Eso sí, siempre es bueno ver a Astrid Bergès-Frisbey en pantalla.
Con un guión algo tópico en el desarrollo de los personajes, como en la historia de amor sin ir más lejos, (por cierto, el mecanismo secreto que hace la cámara inexpugnable existe, ya lo vimos más o menos en La Casa de Papel y aquí vuelve, con más rigor y más cercano a la realidad incluso) nos encontramos con una película que le cede mucho espacio al reparto y a la dirección. Y ahí Balagueró sabe moverse como pocos para darle vida a la historia y ritmo a lo que nos cuenta, manteniéndonos en tensión todo el tiempo y sabiendo incorporar narrativamente la presencia del Mundial de Fútbol en las calles de Madrid. De hecho, hay momentos en los que la película es una carta de amor escondida a la ciudad, por cómo la muestra y encuadra el director. Cine de entretenimiento muy efectivo que no debe faltar nunca en las salas de cine.
Jesús Usero
Entérate de las últimas noticias en nuestro canal de Telegram
★
{spoiler spoilerID , haga clic en mí para abrirlo , cierre la etiqueta tanto en la parte superior como en la parte inferior , ambos} texto dentro del spoiler {/spoiler}.