Humana, divertida, cercana, aunque finalmente algo edulcorada. Una película como ésta, como Wonder, camina siempre entre la fina línea que separa lo realmente emotivo del melodrama más desatado, y aunque en gran parte de su metraje la película consigue mantener esa distancia con un gran sentido del humor y mucha humanidad, al final es inevitable que la historia caiga en lugares comunes que buscan la lágrima fácil del espectador, el cariño casi forzado hacia los personajes y la necesidad de empatizar con todos y cada uno de ellos. Esa “obligación” moral a la que nos somete la película es su mayor deuda con nosotros, algo que podía haber sido tratado de otra forma, pero que no molesta en demasía teniendo en cuenta la historia de la misma.
Basada en la novela de R.J. Palacio, Wonder narra la historia de un niño, August, que nació con una grave enfermedad congénita que le ha hecho someterse a incontables cirugías. Ahora, con su situación normalizada y tras pasar años aprendiendo en casa, por fin va a incorporarse al colegio, algo que le asusta y le emociona a partes iguales. Su rostro desfigurado supondrá un problema, pero su enorme corazón y el apoyo de su familia y amigos convertirán el viaje de August en una aventura que convencerá a todo el que le rodea, de que todos somos diferentes y únicos. Una historia perfecta para las fechas en las que nos encontramos narrada por Stephen Chbosky y con un excelente reparto.
Quizá el nombre de Chbosky no les suene, pero fue el responsable de adaptar de forma notable su propia novela, Las Ventajas de ser un Marginado, película independiente que se ha convertido con el tiempo en casi de culto, y que trataba en clave adolescente, los mismos temas que trata Wonder, la integración, apreciar lo que es diferente, acabar con el acoso y la intimidación… La necesidad de formar una familia, aunque a veces sea extraña. Aquí lo hace contando con el talento enorme de Jacob Tremblay como el joven protagonista, quien es escoltado por nombres como Julia Roberts, Owen Wilson, Mandy Patinkin o Sonia Braga, pero donde destacan también con fuerza jóvenes talentos como Izabella Vidovic, Noah Jupe o Danielle Rose Russell, que conforman el peculiar mundo de Auggie.
Chbosky tiene un talento especial para hacer cercanas este tipo de historias y lo demuestra, narrando la película como si fuesen capítulos, con sus personajes más secundarios como protagonistas de los mismos y narradores, en cierta medida. Sabe dejarse llevar por los actores, donde sorprende Owen Wilson también, y por el humor, siempre presente en la historia que podía haber optado por el drama más obvio. Prefiere ser una historia humana y cercana, prefiere las múltiples referencias a Star Wars, a la cultura popular, a cosas con las que el público se identifica. Y funciona. La película emociona y entretiene, pero falla cuando exagera el drama, cuando edulcora demasiado la historia y la convierte en plana y blanda. Quizá así sería una película completamente diferente, pero también mejor.
Jesús Usero
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