Crítica Absolución película dirigida por Hans Petter Moland con Liam Neeson, Ron Perlman, Frankie Shaw
Nadie escapa de su pasado, parece querer decirnos la película en la que el actor tampoco escapa del suyo
De qué va Absolución
Un mafioso que lleva mucho trabajando para la misma familia y al que la edad comienza a pasarle factura de forma implacable, decide intentar reconectar con su familia y recuperar la relación perdida con ella, pero su vida y su pasado parecen no querer dejarle escapar ni mucho menos darle una segunda oportunidad.
Nada nuevo bajo el sol, pero muy bien vendido por su estrella protagonista
Películas como Absolución son el pan nuestro de cada día en la carrera reciente de Liam Neeson, que quizá no tenga el tirón comercial de antaño, pero que sigue sabiendo venderle a la audiencia este tipo de personajes con su enorme talento y su entrega al papel y la historia. Siempre te crees lo que está haciendo porque aporta siempre verdad y honestidad a lo que hace. Aunque ya lo hayamos visto una y mil veces. Es más, hasta los problemas de salud del personaje protagonista nos recuerdan a los vistos en otra película reciente suya. No, no venimos aquí por la novedad, sino para pasar un buen rato junto al actor. Y él cumple de sobra con su cometido.
Hans Peter Molland es un director noruego que ha participado en la saga Los casos del departamento Q, además de haber dirigido previamente a Neeson en Venganza bajo cero, remake de sun propia película noruega, Uno tras otro. Ambos se conocen y la película nos pone en una localización no muy habitual, como es Nueva Inglaterra, además de aportarle un tono muy terrenal, sucio, cercano… Son personajes cercanos, `con vidas complicadas. De hecho la película está más interesada en el drama familiar que en el thriller y la acción.
Eso supone un problema en cierta medida, porque los elementos de thriller están de más con la historia que realmente quiere contarnos, la de un hombre que intenta reconectar con su familia. Un hombre con una vida violenta, ligada al mundo del crimen. La historia de lo que transporta en cierto camión y cómo acaba eso, no aporta absolutamente nada a la historia, más que una excusa para decir que se trata de un thriller. Y el drama se queda por ello siempre en la superficie. Nunca llega a ahondar en los problemas de esta familia, sus traumas y sus miserias. Es algo que se ve con la historia del hijo de Neeson y cómo está resuelto.
Buen reparto de nombres no muy conocidos
Más allá de la presencia de Neeson y de lo que es prácticamente un cameo de Ron Perlman, casi todo el reparto de la película no es muy conocido, pero cumple a la perfección con la historia y sus personajes, especialmente en algunos papeles secundarios. Neeson no se desvive por el personaje, y a veces parece que va en piloto automático, pero le sobra talento, carisma y presencia en pantalla para que todo encaje en su personaje e incluso nos deje algún retazo de brillantez. Todo en conjunto con la línea general de la película. Entretener, sin caer en lo mediocre, pero sin brillar demasiado.
Al final es previsible y algo que ya hemos visto muchas veces, pero entretiene, cumple. Sin más, ni menos. Con una cuidada fotografía, una narración elegante y algo de personalidad. Puede que nos olvidemos de ella poco después de haberla visto, pero no sentiremos que hemos perdido el tiempo o que hemos desaprovechado una tarde con la película. Quizá apunta demasiado alto (Esas escenas de sueño que sobran completamente), pero no es excesivo. Sencilla y apañada. Y con Liam Neeson.
Jesús Usero
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