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Crítica Argylle ★★★ (2024)

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Crítica Argylle película dirigida por Matthew Vaughn con Bryce Dallas Howard, Henry Cavill, Sam Rockwell, Bryan Cranston

Irregular fábula de romance y espionaje que se sostiene por Bryce Dallas Howard.

De qué va Crítica Argylle

Una escritora de novelas de espionaje que lleva una pacífica vida escribiendo con su gato se ve lanzada al mundo de la acción trepidante y las conspiraciones internacionales.

Crítica Argylle

Perfectamente encajada en el territorio argumental favorito del director y en principio visualmente tejida con eficacia como vehículo de entretenimiento, Argylle permite Matthew Vaughn volver a sus temas habituales, el descubrimiento de la propia identidad, el choque de la realidad con la ficción, la idealización de la acción como materia prima para la autoafirmación de sus protagonistas. Pero esta vez lo hace cambiando el protagonismo masculino por femenino. Para ello cuenta con lo mejor de la película, que claramente es Bryce Dallas Howard, aunque no la utilice tanto como debería y nos gustaría, y aplace demasiado tiempo en la historia su incorporación plena a la misma prácticamente hasta el tercer acto.

La película se caería sin esta actriz sujetando todo el artificioso andamio en el que ha colgado Vaughn a sus personajes, perdidos en el ejercicio del estereotipo en una anécdota argumental sencilla cuyo poder se va diluyendo en un más metraje del que necesita. Bryce Dallas Howard es lo que pone media estrella más al conjunto para llegar desde las dos estrellas y media a las tres de calificación que le doy a la película.

Argylle

Problemas de ritmo

Vaughn tiene todos los elementos en Argylle para crear una película mucho más disfrutable y con mejor ritmo de la que ha creado. Pero el largometraje no saca el máximo partido a esos elementos. Por ejemplo, no explota tanto como debería el potencial de comedia que podría sacarle a Henry Cavill, y tampoco a su socio de aventuras John Cena. Dua Lipa muestra también más potencial que el de hacer el helicóptero, claramente. Pero tampoco tiene todo el espacio que necesita su personaje para ello. Quizá habría sido buena idea quitarle tiempo a Sam Rockwell y a Bryan Cranston, cuyos personajes son bastante repetitivos tanto en acciones como en diálogos, con recursos repetidos y al final de la historia francamente cansinos. Uno de los problemas que tiene la película es que su villano no es interesante. Y está claro que el personaje de Samuel L. Jackson, puro estereotipo necesita darle otra vuelta.

Pero el principal problema es que tampoco hace que la protagonista brille mucho antes en el excesivamente largo metraje de la película como debería. El ritmo se resiente sobre todo al final porque el argumento tarda en arrancar. Quizá eso se deba a que le dedica demasiado tiempo al cóctel realidad-ficción, mucho más de lo que el juego de meta referencia que maneja necesita. La presentación del primer acto invade y vampiriza el espacio del segundo acto repitiendo las mismas ideas y prolongando la presentación de personajes.

En todo caso hay varios momentos de acción que se prolongan también en exceso, cayendo en la misma trampa de los chistes largos que acaban gustándose demasiado a sí mismos y quieren alargar su tiempo hasta ser presas de la decadencia. Secuencias e pelea innecesariamente alargadas y algo repetitivas sobre todo al final.

Referentes y películas similares

Ejemplos de cómo manejar mejor todo esto los encontramos precisamente en dos referencias citadas por el propio director para su película, Charada (Stanley Donen, 1963) y Tras el corazón verde (Robert Zemeckis, 1984). Y también está mejor organizado el tema enredo y espionaje en una película más floja, pero con mejor ritmo que navega por similares aguas argumentales a las de Argylle: Noche y día (James Mangold, 2010). Por cierto, el personaje de Rockwell, incluso en algunos planos y cobertura visual, no solo argumentalmente, me recuerda mucho al de Tom Cruise de Noche y día, que venía a ser una especie de combinado del Argylle de Henry Cavill y el Aidan de Rockwell.
En Tras el corazón verde además existía un factor clave de refuerzo de ritmo, además de ser película más y mejora ajustada en su anécdota y tiempos de desarrollo de la misma: la clave de comedia caricaturesca aportada por el personaje de Danny de Vito. Ese factor de refuerzo falta en Argylle, porque no hay esa explotación del potencial cómico del personaje que da título a la película e interpreta Henry Cavill, que podría haber sido un refuerzo en clave humorística más potente, a juzgar por lo que vemos en el desenlace.

Incluso dentro de la propia filmografía de Vaughn, maneja mucho mejor el ritmo y el espacio de los carismáticos personajes secundarios en Kingsman Servicio secreto (2014) y Kingsman El círculo de oro 2017), frente a las que Argylle queda en desventaja, privada del humor más gamberro y atrevido de las mismas.

Te gustará si te gustó…

Mas floja que Kingsman: Servicio secreto (2014) y Kingsman: El círculo de oro 2017), las otras dos peripecias de espionaje dirigidas por Vaughn con un humor más gamberro.

                                                     Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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