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Crítica Elemental película dirigida por Peter Sohn
Visualmente brillante, pero argumentalmente no está al nivel de otras de Pixar.
Quizá el problema sea que le exigimos siempre a Pixar más que al resto, que las películas de animación de la compañía que hace años compró Disney se han convertido en referente en todo el mundo y se han escapado del corsé de lo que asociamos al cine de animación o familiar, para ser, en muchos casos, algo más. Películas como la saga Toy Story, Up, Coco, Del Revés, Wall-e o Buscando a Nemo, por mencionar algunas, son de tal magnitud y su calidad es tan incontestable, que cuando aparece un producto que se queda por debajo de esas expectativas generadas, nos quedamos algo fríos. Es lo que le pasa a Elemental, una buena película de animación, superior a muchas de su categoría, que pese a su intento de refrescar el panorama, se queda algo corta en lo que las demás brillaban. Le falta magia y corazón.
En esta ocasión han decidido apostar por una comedia romántica, un género poco habitual para una película así, pero que aquí se resuelve con bastante elegancia, haciendo homenajes a las comedias clásicas del género, especialmente a las de los años treinta y cuarenta. La película nos presenta un mundo dividido entre los cuatro elementos, aire, tierra, fuego y agua. En una gran ciudad, el fuego es casi un ciudadano de segunda, por lo que cuando dos inmigrantes llegan, lo pasan mal hasta encontrar su lugar.
Allí, con su tienda recién abierta, crían a su hija, que, cuando es adulta, debe heredar la tienda. Aunque su explosivo carácter la hace incompatible con el puesto. No será hasta que un tipo de agua llegue a su vida, que comprenderá que muchas de las cosas que creía grandes certezas en su vida, no son así. La película apunta un poco al clasismo de nuestro mundo también, pero pronto lo deja en favor del romance, aunque siga siendo parte del trasfondo de la historia.
Es entre esos rincones de la historia, donde la magia se pierde. Hay demasiados elementos comunes a otros títulos, demasiadas tramas vistas y vividas, y pocos elementos memorables. Ni mucho menos es una mala película, que nadie se confunda. Es una historia entretenidísima y con humor, pero sin la chispa de historias previas.
Por ejemplo, el corto que la acompaña que es una secuela tardía de Up, tiene todos esos elementos que aquí faltan. Esa chispa, ese corazón que hace que te emociones y que sigas las andanzas de los personajes ensimismado. Todo es más común, menos brillante. Se puede ver en la escena del estadio, donde sucede un momento que en otras ocasiones sería mágico, y aquí no lo es. O con ciertos secundarios, opacados por una historia que, a veces, no sabe hacia dónde va. El tema de la fuga de agua, es también muestra de esto.
Luego está el aspecto visual, y eso es digno de elogio siempre. No hay compañía que tenga la calidad visual en animación que tiene esta película. No hablamos de la sorpresa que producen películas como Spider-Man: A través del multiverso.
Hablamos de pura fuerza bruta. Hablamos de iluminación, de montaje, de efectos visuales… cuesta distinguir si lo que vemos es agua real o animación, por destacar sólo un detalle de los muchos que tiene fascinantes la película. Juegan en otra liga, a otro nivel, y eso se nota en cada fotograma. Es una delicia pasear por la película, pero la historia no está a ese mismo nivel. Les exigimos más porque casi siempre dan más. Y en esta ocasión no ha sido así. Pese a sus muchas, muchas virtudes.
Jesús Usero
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