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jueves, marzo 28, 2024
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Crítica Guardianes de la Galaxia 3 ★★★ (2023) por MJP

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Crítica Guardianes de la Galaxia 3 película dirigida por James Gunn con Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Elizabeth Debicki, Pom Klementieff

Innecesariamente larga y repetitiva. Se extinguió la chispa.

El virus de repetición, desorientación y falta de ritmo del que ya diera muestras Ant-Man y la Avispa: Quantumanía contagia a esta decepcionante tercera entrega de Guardianes de la Galaxia que pone fin a la trilogía desangrándose en su ritmo, perdiendo la gracia que tenía la primera película y produciendo una sensación de agotamiento palpable de todos los aspectos y elementos de la misma.

En su búsqueda de una alternativa para poner fin espectacular a la saga llevándola a un territorio más serio pero sin dejar de acumular chistes tontorrones que ya no hacen ninguna gracia, por repetidos, James Gunn patina mucho en esta tercera película totalmente desarticulada en la que tenemos que esperar más de una hora y media para que la trama encuentre hacia donde dirigirse, tras un ir y venir del tiempo presente al pasado que le aplica un severo frenazo de ritmo y desarticulación al conjunto de la historia.

Especialmente recomendada para los amigos del más de lo mismo y el nada nuevo bajo el sol, Guardianes de la Galaxia Vol. 3 articula temáticamente su fábula en torno a dos propuestas argumentales que tanto en su cobertura audiovisual como en su tono parecen condenadas a enfrentarse, contradecirse y anularse mutuamente.

La primera es la clásica historia de origen de personaje -Mapache Cohete en este caso-, llevada por el camino de lo que parece un intento, no del todo conseguido, de incorporar una visión más madura y tenebrosa a las habitualmente festivas peripecias de los protagonistas.

Tiene potencial, podría haber sido sin mucha dificultad lo más interesante de la película, sobre todo cuando se mantiene en los parámetros del terror y lo grotesco, acercándose a la novela La isla del Doctor Moreau de H.G. Wells. Pero su alegato animalista se muestra un tanto simplón y oportunista porque no se atreve a entrar a fondo en ese tema que el propio argumento plantea. No profundiza realmente en su potencial porque en el fondo esta primera capa argumental se reconoce como una especie de convidado de piedra a una fiesta que no es la suya, sino la de la segunda, y más superficial, capa argumental de la propuesta, que es la previsible y agotadora sucesión de gags encadenados, con menos gracia de la que pretenden sus artífices, y repitiendo claves sobrexplotadas ya en la primera y segunda película de la franquicia.

Crítica Guardianes de la Galaxia 3 ★★★ (2023) por MJP

El resultado de esas dos partes es que los más intrigantes flashbacks del pasado de Mapache Cohete acaban convirtiéndose injustamente en una especie de lastre que frena el más previsible y menos interesante despliegue de aventura loca y trepidante. Aunque más espectacular, espectáculo superficial y sin contenido ni aporte alguno que haga progresar la fórmula en todo caso, y fácil de consumir como entretenimiento, es también la más frustrante, entre otras cosas porque Gunn no arriesga ni tiene nada nuevo que contar y además vuelve a caer totalmente en la trampa de buscar su ritmo y su épica más en la banda sonora que toma prestada que en su puesta en escena. Es la músico-dependencia la característica más acentuada de la película, con temas que mueven las emociones y simpatías del espectador más que las imágenes.

Lo que ocurre es que James Gunn nos ha contado tres veces la misma película. Es más, a la vista de este largometraje opino que tiene poco repertorio y limitadas alternativas que ofrecer en sus propuestas, y que éstas ya han recorrido lo más enjundioso de su repertorio personal como director en Guardianes de la galaxia 1, la serie televisiva El pacificador y su versión de El escuadrón suicida, que en mi opinión le salió más fina que la película de la que aquí me ocupo.

Lástima que en este largometraje se haya negado a sí mismo, por exigencias del guión y del producto en el que está incluida, la posibilidad de profundizar más en esa faceta más tenebrosa del pasado de Mapache Cohete, donde apunta maneras de un director con más cosas que proponer que encadenamientos de chistes. Le pasó algo parecido a Taika Waititi con los tenebrosos momentos de Christian Bale que eran lo mejor de la igualmente floja Thor: Love and Thunder.

Voy a repasar algunos puntos que dibujan el mapa general francamente irregular y decepcionante de esta película. Empiezo con el antagonista. Es uno de los más flojos, irrelevantes, desmotivador e histriónico de todas las películas de Marvel estrenadas hasta el momento. Esta versión del Alto Evolucionador, como suele suceder con muchos personajes de las versiones cinematográficas frente a los originales del comic, desnaturaliza y priva de sus mejores rasgos al personaje original de las viñetas para convertirlo en un gritón capaz de superar de largo las rabietas de Kylo Ren en la última trilogía de Star Wars. Además, visualmente su presentación en la película es bastante plana y bidimensional. No engancha.

Las charlas del Alto Evolucionador me recuerdan las charlas de Kang el Conquistador en Ant-Man y la Avispa: Quantumania. Aburren a las ovejas. Andan flojos de villanos en las últimas películas Marvel, y el único bueno que han tenido en los últimos tiempos, el Gorr de Christian Bale, lo estropearon al final de Thor: Love and Thunder.

Hablando de desperdiciar, desarmar y neutralizar de forma casi suicida a los personajes originales del comic, lo que hacen aquí con Adam Warlock es lamentable. Parece que les gusta vaciarse la escopeta con posta lobera en su propio pie. Se han cargado a otro personaje emblemático de los cómics en la versión cinematográfica, y no me sorprende.

La subtrama de reencuentro y desencuentro romántico entre Quill y Gamora rompe el ritmo, no añade nada nuevo y carece de la química de comedia screwball y guerra de sexos con diálogo trepidante que debería tener para ser interesante. Mejor defendida en la primera película aquí desperdicia el potencial de la “nueva” Gamora sin llegar a desarrollarse. El recurso de la mochila para edificar el principio del desenlace de esa subtrama, además de repetitivo y previsible, es inexcusablemente tontorrón. Y sobre la química perdida entre Zoe Saldana y Chris Pratt mejor no hablar.

Hace mucho tiempo que Nathan Fillion solo le hace gracia a los amigos y familiares de Nathan Fillion. Sin embargo, Stallone y sus saqueadores piden a gritos más papel y espacio, y no se lo dan.

No es recomendable matar “en falso”, principalmente porque queda bastante falso.

La película no encuentra el tono Guardianes de la Galaxia hasta los últimos cuarenta minutos, de manera irregular incluso entonces.

Pasan muchas cosas todo el tiempo, hay mucha carrera, mucho grito, mucho chiste, más carreras, más gritos, más chistes, así que aburrirte, pues, hombre, no te aburres, pero a ratos cansa, y al final parece que no se decide a acabar. Le sobra media hora de metraje, mínimo.

                                                              Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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