Crítica Hasta los huesos de Luca Guadagnino
Una de las películas más perturbadoras del año.
Luca Guadagnino es sin duda un peculiar narrador, que no opera fuera del sistema de estudios, pero que intenta aportar una personalidad única a cada uno de sus proyectos, haciendo que parezcan cualquier cosa menos películas de estudio. Son cintas poderosas, evocadoras, emocionales y singulares, hijas de su director, quien no se rinde a la hora de mostrar las emociones humanas a través de relatos complejos. Casi parece mentira que el director de la muy cuestionable Melissa P. sea quien haya hecho joyas como Call me by your name o Suspiria. Películas enormes, distribuidas por grandes estudios. Ahora es Warner Bros. quien se encarga de Hasta los huesos, a sabiendas de que no será un brutal éxito comercial, pero que dará mucho que hablar y puede que incluso se lleve alguna nominación a los premios de la Academia. La verdad, no sería de extrañar ni tampoco sería algo inmerecido.
Aunque en la publicidad nos han querido engañar en cierta medida, exagerando la presencia de Timothée Chalamet, porque quien protagoniza la historia en realidad es Taylor Russell como Maren, una joven que debe vivir su vida al margen de la sociedad debido a su gusto por la carne humana. Maren es caníbal, tiene un impulso natural que no puede evitar y que la lleva a consumir carne humana. Algo que es más común de lo que parece, según la historia se desarrolla y la joven, desplazada de su hogar y en búsqueda de su madre desaparecida tiempo atrás, conoce a más personas que también consumen carne humana e, incluso, encuentra alguien con quien compartir mucho más que carne. Porque la película al final es un relato romántico, perturbador, pero con una historia de amor de fondo de la que la película nunca se ríe ni traiciona.
La protagonista de las dos entregas de Escape Room, Taylor Russell, demuestra lo que puede llegar a conseguir como actriz si tiene un guión competente y un buen director que la apoye. Más allá del trabajo de Chalamet, que es brillante pero más secundario, es Russell la que carga con el peso de la historia que viene de la pluma de David Kajganich, colaborador ya habitual de Guadagnino, y quien ha sabido adaptar la novela de Camille DeAngelis de forma excelente. Así que la joven pareja sale triunfal de la película y en el caso de Russell, no concibo la historia con otra protagonista. Pero además hay nombres más que interesantes en la película, y podemos rescatar dos. Mark Rylance en un papel completamente perturbador, y Chloe Sevigny en otro papel imprescindible de la película y que conviene descubrir por uno mismo. Porque seguro que desde ese momento nada será lo mismo para el espectador.
Guadagnino aporta su enorme personalidad, su estilo visual que parte de la fotografía, el encuadre y el montaje, con esos planos mantenidos que pueden parecer eternos pero que revelan muchísimo de los personajes. Sabe hacer Hasta los huesos perturbadora y terrorífica, lo que se agradece mucho, aunque a veces apueste por el efectismo y algún truco barato, y aunque la historia se le difumine un poco en el último tercio, donde divaga antes de encontrar el rumbo de nuevo hacia el final. Sea como sea, Hasta los huesos es una muy buena película de género, con mucho que contar sobre la sociedad y sus márgenes, sobre miedos y temores, sobre quiénes somos, sobre destino versus azar… Una muy buena película que nos tendrá pensando un tiempo lo que hemos visto y que merece la pena ser vista en una sala de cine.
Jesús Usero
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