Crítica Outer Banks Temporada 4. La serie de aventuras juvenil cae víctima del alargamiento innecesario y una historia atropellada, renunciando a su esencia por el camino
De qué va Outer Banks Temporada 4
Los Pogues se han hecho con el tesoro del Dorado y la gran fortuna que tanto ansiaban. Sin embargo, JJ pierde todo el dinero, viéndose obligados a aceptar la oferta de un misterioso millonario para encontrar un antiguo y valioso tesoro, perteneciente al legendario pirata Barbanegra.
Crítica Outer Banks Temporada 4
Lo más común es el deseo de que la serie que seguimos sea renovada para poder disfrutar más de la historia. Muchas veces ese deseo se ve truncado por una cancelación repentina, impidiendo a esa historia poder seguir y continuar,
Aunque hay casos que es al revés, haciendo que una renovación haga peligrar la posibilidad de un cierre perfecto. Un ejemplo sería Por Trece Razones, una historia que pedía solo tener una temporada, porque solo es un libro, y, debido a su abrumador éxito, acabó extendiéndose hasta cuatro, aún cuando Hannah Baker había quedado más que enterrada.
Trístemente, Outer Banks ha corrido la misma suerte, con una cuarta temporada que se siente como estirar una goma que ya no puede dar más de sí y ha perdido toda su elasticidad. La cuarta temporada de la serie de Netflix es el penúltimo aliento de una historia que ya agoniza.
Una temporada fallida salvada por el desarrollo de JJ Maybank
Algo que hace que esta cuarta temporada de la serie sea capaz de brillar entre un cúmulo de personajes olvidados, conveniencias y errores que sacan a relucir ese estiramiento innecesario, es que le han dado un gran desarrollo y protagonismo al mejor personaje que tiene la serie: JJ Maybank.
Es una pena que justo esta temporada, con tantos males que la hacen caer, sobre todo a raíz de su segunda mitad, sea donde el personaje de Rudy Pankow se ha convertido en el centro y realmente hayan hecho algo muy interesante con él a nivel narrativo, conviriténdole en el pilar sobre el que se levanta toda la búsqueda del tesoro de Barbanegra.
Es muy interesante sobre todo por lo que sabíamos ya de él y cómo las revelaciones de esta temporada hacen que todo eso se cuestione, poniendo a JJ en un dilema que, de haber estado sobre un lienzo mejor, hubiera sido realmente bueno.
Outer Banks cae en picada con una segunda parte apresurada que sacrifica todo lo que habían construído
Esta cuarta temporada ha evidenciado un problema que ya, ciertamente, la serie venía arrastrando desde la anterior: La pérdida de su esencia. Outer Banks consiguió el amor de su público por presentar a unos personajes juveniles en medio de una búsqueda del tesoro imposible que, a pesar de cierta tensión, optaba por un tono desenfadado.
Esto se ha perdido por completo, quedando una serie muy distinta al concepto presentado en la primera temporada, y que se perderá por completo a juzgar por las semillas dejadas para la quinta y última temporada. Ya no son solo chavales a la búsqueda del tesoro; ahora es algo irreconocible y menos atractivo.
Un desarrollo estropeado por una grave y evidente falta de planificación
En conjunto, esta temporada de Outer Banks ha acabado diluída en sus problemas, y por desgracia los logros positivos que consiguió, como el capítulo 6 que se convierte de los mejores de la serie, quedan todos inservibles al momento de afrontar el final de temporada. Los avances logrados, sobre todo en el desarrollo de personajes, se pierden por giros de guion sin fundamento y golpes de efecto sin sentido que cuesta mucho creer que estuvieran planeados.
La cuarta temporada de Outer Banks se pierde en sí misma y echa por tierra sus pocos triunfos por sacrificar un cierre perfecto a favor de exprimir su éxito.
Elena Campos
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