SimpĆ”tica y a ratos surrealista comedia en torno a la polĆtica. Que en realidad es bastante interesante de ver en estos tiempos que corren, con el pueblo pidiendo sangre de polĆtico por las calles, las elecciones americanas en plena campaƱa y varias autonĆ³micas en nuestro paĆs. Es perfecta para desintoxicarse un poco de la triste realidad que nos ocupa, para mirar a la casta polĆtica con un humor surrealista, con ironĆa y con acidez, un excelente bĆ”lsamo a travĆ©s de la risa para los tiempos que corren, aunque no perfecto, pero tremendamente recomendable para ver la realidad de la polĆtica con otros ojos. Con otra mirada.
Dos polĆticos enfrentados cara a cara en una carrera por el congreso de los Estados Unidos. Uno de ellos un tipo que lleva aƱos en el puesto y al que todo le da igual, sĆ³lo le importa mantener el asiento. Otro, elegido por una gran compaƱĆa para ocupar el asiento y asĆ tener un congresista controlado en el sitio donde planean instalar una fĆ”brica esclavista. Suena a drama, pero con unos personajes como estos lo que tenemos es una comedia en la que la risa estĆ” garantizada durante los noventa minutos de proyecciĆ³n sin despeinarse.
Juntar a Will Ferrell y Zack Galifianakis es una idea que tiene que funcionar sĆ o sĆ, sobre todo para los amantes de la comedia gamberra y surrealista, como muchos de los diĆ”logos, de los personajes grotescos, como son ambos protagonistas, pero no son los Ćŗnicos y de, a veces, un humor zafio y cercano que no resulta sucio porque no es escatolĆ³gico. Los dos actores se muestran en su salsa, como dos torbellinos que arrasan aquello que tocan. Resulta que funciona, que ofende a quien tiene que ofender y como tiene que ofender. Que nos muestra que no somos tan distintos de los americanos (polĆticos aferrados a sus asientos, control de las grandes corporaciones, manipulaciĆ³n informativaā¦). No, no es una crĆtica seria, esto es comedia, pero quizĆ” gracias a ello los errores de los polĆticos se hacen mĆ”s evidentes. Nunca reflexiona sobre ello, nunca termina de poner el dedo en la llaga, pero te lo pasas bomba viendo a estos dos personajes completamente imbĆ©ciles tirĆ”ndose los trastos a la cabeza. El chiste del bebĆ© o del perro de The Artist, los cambios de imagen, las salidas de tonoā¦ En manos de estos dos actores, son lo mejor de la pelĆcula, sin duda.
Eso y un grupo de secundarios y cameos varios que no tienen ningĆŗn problema en reĆrse de sĆ mismos (con Brian Cox, Dan Aykroyd, Dylan McDermott y John Lightgow a la cabeza) que consiguen confirmar este universo de cretinos redomados (lo de la criada asiĆ”tica no tiene precio). Aunque al final todo es ligero e inofensivo, todo el mundo es bueno, y lo polĆticamente correcto se impone ante lo que podĆa haber sido un cierre memorable a una comedia muy divertida sobre el tipo de gente que dirige el mundo. Le falta mala uva al final. Pero era de esperar.
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