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sábado, abril 20, 2024
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La Piel que Habito ★★★★

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Crítica de la película La Piel que Habito

Dejando de lado filias y fobias personales de cada uno de nosotros, que al final de cuentas son las que nos llevan a ver una película o a que termine por gustarnos, hay que reconocerle a Almodóvar que es uno de los grandes directores españoles de nuestro tiempo. No sólo porque gran parte de la crítica, con o sin razón muchas veces, se desviva por todas y cada una de las películas del director manchego, ni porque recauden más o menos dinero en la taquilla, que también suelen hacerlo. Es su forma de entender y hacer cine lo que lo convierte en un valor tan importante para el cine español.

El hecho de que cada una de sus películas sea un evento dentro y fuera de nuestras fronteras (cada vez más fuera), que su cine cree escuela, que haya actores y actrices que se desviven por trabajar con él, que sus películas pasen a ser parte de la cultura popular en muchos casos… Todo eso lo convierte en uno de los grandes valores de nuestro cine, sin casi discusión. Puede gustarnos o no, y aquí la discusión puede alargarse en el tiempo todo lo que deseemos. Su cine puede interesarnos, dejarnos indiferentes, gustarnos o aburrirnos. Pero su importancia dentro de nuestro cine… eso no debería quitársele nunca. Algo bastante habitual, por cierto, ya que, desde que ganó el Oscar, Almodóvar tiene más seguidores fuera de España que dentro. Será la envidia, será el ego… No lo sé, pero es cierto que parte del público y la crítica nacional lleva un tiempo aprovechando la mínima ocasión para atacarle.

Puede gustarnos o no su cine, pero Almodóvar tiene una manera de contar historias visualmente poderosa, unida a sus peculiares guiones a un cuidado trabajo técnico, normalmente impecable. Quizá su particular universo, ese tan reconocible y que hace sus películas tan personales y a la vez tan difíciles de imitar, no sea del gusto de todo el mundo, pero hay mucha inteligencia y mucho talento detrás de sus películas. Con La Piel que Habito ha ido un poco más lejos para añadir nuevas aristas a su cine. Nuevos puntos de vista, si lo prefieren, a algo tan interesante como una película de género.

Porque la última película del director es una película de género, o de muchos géneros mezclados en su peculiar batidora para dar como resultado una película absorbente, única, diferente y que no deja indiferente. No hay forma de eludir sus imágenes y su trama, su puesta en escena y la forma de narrar esta historia sobre una obsesión y una venganza, sobre la locura y también la cordura, sobre lo enfermizo y lo malsano. Pero también lo bello. Cine negro, inquietante, perturbador, con gotas de ciencia ficción y a la vez con todo lo que hace las películas de Almodóvar únicas. Hay de todo en esta poderosa cinta que, como he dicho, no va a dejar a nadie indiferente.

Sorprende de inicio que la trama empieza situándose en un futuro cercano, 2012, pero un futuro a fin de cuentas. No es nuestro tiempo, parecen querer decirnos, no es el presente. Es el futuro, un paso de ciencia ficción (hay cosas que recuerdan a las primeras películas de Amenábar), cercana, realista si lo prefieren, pero ahí queda patente desde los primeros compases y desde la primera vez que nos asomamos al trabajo del médico al que interpreta Antonio Banderas, un hombre con una misión. Con una obsesión. Sin que importe a dónde le lleve su particular venganza por lo que le sucedió a su hija, ni lo que se lleva por delante en el camino. O a quien y lo que le hace.

No he tenido ocasión de leer la novela original en la que se basa la película, pero al parecer llevaba en la cabeza del director bastante tiempo, lo que le llevó a reescribirla en varias ocasiones hasta encontrar la fórmula perfecta para contarla en la gran pantalla. O al menos casi perfecta.

En los tiempos de corrección política y balones blandos y al pie que vivimos, que nos llegue una película como La Piel que Habito es como maná caído del cielo. Tan sombría, tan salvaje por momentos, tan violenta, no sólo física, sino psicológicamente. Hasta los lugares parecen violentos (hay una entrada a un garaje con el reflejo de las luces rojas en techo y suelo que clama peligro por todas partes). Es una rara avis y es un soplo de aire fresco. Es algo distinto, perturbador. Una de esas películas de las que, cuanto menos te cuenten, mejor, para poder sorprenderte y apreciarlo todo.

Como siempre el reparto está a una altura magnífica. Desde un inconmensurable Banderas de regreso al cine que le vio nacer como estrella, a una Elena Anaya cautivadora y enigmática. Eso sin contar el trabajo del siempre único Eduard Fernández, de la brillante Marisa Paredes o de Blanca Suárez, cada vez más presente en nuestro cine y con un futuro impresionante por delante. En ellos cae gran parte del peso de componer unos personajes complejos y difíciles, a veces sutiles, a veces extremos. Pero casi siempre cautivadores.

Si alguien al leer estas líneas piensa que soy un enamorado del cine de Pedro Almodóvar, se confunde. Aprecio su talento y me gustan varias de sus películas, pero su universo muchas veces se me hace ajeno, distante. En esta ocasión ha sido distinto. Nos encontramos ante una de sus mejores películas de los últimos años y, posiblemente, de su carrera. Una visión personal a una trama dura y compleja. Una película interesante de principio a fin y a la que quizá sobran algunos excesos y algunos minutos. Nada insalvable. No hace falta ser intelectual, ni progre, ni gafapasta para disfrutarla y aprender aún más del cine español.

Y encima con una película de género.

Jesús Usero.

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Jesús Usero
Periodista cinematográfico experto en televisión

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