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jueves, mayo 2, 2024
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Salidos de cuentas ****

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Salidos de cuentas es el título español de Due Date, una comedia que explota con singular astucia la idea inicialmente humorística de mezclar a dos personajes totalmente opuestos en un accidentado viaje por las carreteras estadounidenses, pero que sin duda es más que simplemente una comedia e incluso en algunos momentos se adorna con cierto tinte dramático sin por eso resultar moñas o llorona.

Su principal acierto son sus dos protagonistas. A Robert Downey Jr. le viene muy bien quitarse el uniforme de Iron Man y la caracterización de Sherlock Holmes gamberro que le adjudicó Guy Ritchie para regresar al género del humor, que podríamos decir es el que le vio nacer en esto del cine. Ese regreso se produce además con un personaje que está lejos de los gamberros que encarnó en aquellos primeros títulos de su filmografía. Trabajando sobre un tipo de personaje sólo en apariencia más contenido, el actor puede desempeñar su trabajo edificando el personaje sobre unas claves de falsa sobriedad y contención que son completamente distintas al desinhibido despliegue de gestos y recursos que exhibe como un florido y espectacular fuego de artificio en su personificación de Tony Stark y Sherlock Holmes, pero también en su anterior trabajo en el seno de la comedia en Tropic Thunder: una guerra muy perra. Nada que ver con todo ello tiene este maniático del control sometido a los empujones del caos que le da su compañero de viaje, y como digo el cambio de registro le sienta muy bien a Downey Jr., que vuelve a demostrar su talento y una versatilidad capaz de superar todo intento de encasillamiento.

En el otro rincón de esta especie de combate o choque de trenes encontramos a Zach Galifianakis, que muestra aquí un más amplio despliegue de recursos dramáticos del que le permitieron poner a prueba en Resacón en Las Vegas. Aprovecho para aclarar que yo he visto la película en versión original, no doblada, y sólo confío en que no hayan cargado las tintas en exceso en lo referido al amaneramiento del personaje de Galifianakis, que en el original no está nada forzado. De hecho, no aclara nada sobre su inclinación sexual real, porque el pobre hombre, sumido en su natural estulticia, simplemente recrea subido a lomos de su ignorancia las maneras que cree que debe mostrar un aspirante a actor o estrella de Hollywood. Hay en todo caso una reiterada broma del personaje de Robert Downey Jr. sobre el tema de los usos y costumbres de Hollywood. De hecho siempre llama al personaje de Galifianakis “Hollywood”, una manera de reducirle a la mínima expresión como persona que de algún modo también anticipa ese afecto creciente y un puntito protector hacia el pobre tipo que se va construyendo a lo largo de la película y que es compartido por el público.

Y es en ese aspecto concreto, la construcción del afecto entre dos personajes tan distintos, donde se producen en mi opinión los dos grandes hallazgos de la película. El primero es que, aun contando con algunos puntos en común con Resacón en Las Vegas, no es en absoluto el mismo tipo de película ni está animada por planteamientos similares en absoluto. En mi opinión, es mejor que aquella como relato, y la fábula incluso me parece más completa y susceptible de aportarnos más como espectadores. Por supuesto tiene algunos momentos gamberros geniales, como cierto puñetazo de Robert Downey Jr y la paliza que recibe a manos de un inesperado oponente que realmente nos deja tan cortados como a los propios personajes e instalan con tan sólo un par de toques cierto tono gamberrete en los acontecimientos.

El segundo es que mientras que veía la película, que por cierto goza de un excelente equilibrio en su ritmo, es tremendamente entretenida casi hasta llegar a lo adictivo –no dejan de ocurrir cosas y los personajes evolucionan continuamente-, y se hace corta, no pude evitar acordarme de las comedias italianas protagonizadas por grandes del género en aquel país como Marcello Mastroianni, Ugo Tognazzi, Vittorio de Sica o Vittorio Gassman. La humanidad y la miseria de estos dos personajes creo que va más allá de la que pudiera lucir otro gigantesco dúo cómico del cine americano, el formado por Jack Lemmon y Walter Matthau en comedias dirigidas por Billy Wilder como En bandeja de plata. Sus miserias son más  incisivas y cercanas, les hacen mucho más humanos y próximos al espectador. Pero es que además algo tienen estos dos personajes en su viaje por el paisaje americano que me hizo pensar que estaba viendo una especie de versión satírica y repleta de guiños del clásico Dos en la carretera, de Stanley Donen, protagonizado por Audrey Hepburn y Albert Finney. Galifianakis es como una Audrey metamorfoseada en oso grizzli consumidor de porros y con sobrepeso, totalmente ajeno al mundo que le rodea y absolutamente desinteresado por todo lo que no sea su propia fantasía de estrellato. Y algo tiene Downey Jr. de versión más salvaje y al borde del abismo del sufrido marido interpretado por Finney en aquella otra comedia, que se manifiesta en Salidos de cuentas espontáneamente como un toque de atención que nos recuerda las complejas formas de afecto entre las personas sin caer en la trampa de la clasificación y etiquetado de conductas sexuales, porque no todos los afectos se manifiestan automáticamente por la vía del sexo o en torno al interés sexual, ya sea este heterosexual u homosexual.

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Por ejemplo en el caso de esta película estamos ante una clara relación de padre e hijo, o hermano mayor y hermano menor, y en esto conviene tener en cuenta el papel de los padres ausentes en el relato como clave para entender de qué va realmente el asunto.

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Lo que nos cuenta Salidos de cuentas y lo que en mi opinión la convierte en mejor película que Resacón en Las Vegas, es simplemente una historia de amistad aparentemente imposible entre dos tipos aparentemente opuestos, pero que como suele suceder, finalmente y en  lo básico, no lo son tanto… porque todos somos igualmente humanos.

Y todo eso sin moñadas, con mala leche y sin bajarse los pantalones en lo sentimental más de lo estrictamente necesario.

Y ojito con Galifianakis. De Downey Jr. ya sabíamos que es un fenómeno, pero al amigo Zach no hay que perderle de vista, porque tiene muchos más registros de lo que le han permitido demostrar hasta el momento. Dará muchas gratas sorpresas este hombre a poco que le dejen y si no se empeñan en encasillarle malamente.

Miguel Juan Payán

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