Seguramente ni los mĆ”s ancianos del lugar lo recuerdan, pero no hace mucho tiempo Sarah Jessica Parker era una actriz mĆ”s que interesante y muy a seguir y tener en cuenta. QuizĆ” nunca una gran estrella de cine, pero sĆ un icono merced a su papel en Sexo en Nueva York, y siempre respetable gracias a trabajos como Mars Attacks, State and Main o Ed Wood. Pero como muchas otras personalidades de Hollywood la sombra de la fama ha acabado por devorar a la actriz, y su personaje mĆ”s popular, la Carrie Bradshaw de Sexo en Nueva York, ha acabado por consumir a Parker de tal modo que resulta muy difĆcil separar personaje y persona, sobre todo cuando estrena pelĆculas como Tentación en Manhattan.
En favor de la actriz hay que decir que ha intentado seguir de la mano de ese otro cine que nos llega en menor medida y que siempre le brinda papeles muy interesantes, como Smart People o Salvando las Apariencias, pero cada vez parecen mÔs espaciados en el tiempo, mÔs distantes. Y menos interesantes. Y eso es lo que ha pasado con Tentación en Manhattan, supuesta comedia madura sobre una mujer, ama de casa y con trabajo, que tiene que compaginar su vida laboral con sus hijos, su marido recién despedido y los quehaceres del hogar, mÔs ahora que tiene que viajar por trabajo con cierta frecuencia a Nueva York, donde un nuevo hombre pondrÔ la tentación en su vida.
Y si el argumento parece estar a aƱos luz de Sexo en Nueva York, es la propia actriz la que pone todos su esfuerzo en dejarnos claro que sigue siendo Carrie, repitiendo cada mohĆn, cada gesto y cada seƱa de identidad del personaje que tanta fama le ha dado, pero como si ahora estuviese casada y con hijos, habiendo dejado la Gran Manzana por Boston.
El resto, se lo pueden imaginar los espectadores sin siquiera encender las neuronas. La historia viaja de tópico a tópico (la relación con el marido y la llegada de un nuevo empleo, el trato con los hijos, sus amigas, el posible amante en Nueva Yorkā¦) sin dejar nada al azar, para que todo quede atado, bien atado y sin ninguna sorpresa cuando llegan los tĆtulos de crĆ©dito. Es incluso en la comedia donde la pelĆcula falla y sólo algunos momentos, como el chiste del corte de pelo del hijo, realmente funcionan.
En una pelĆcula tan manida como esta, son los actores los verdaderos encargados de sacar petróleo de donde no lo hay, y tanto Greg Kinnear como Pierce Brosnan hacen lo que pueden con dos personajes bastante huecos. Lo mismo con personajes menos importantes e interesantes como los de Jessica Szhor, Sarah Shahi o Busy Phillips, aunque quien se lleva la palma es Christina Hendricks, actriz a la que algunos descubrimos ya en Firefly y que impregna algo de vida a un relato que no la tiene. Suyos son los mejores momentos de una comedia que requerĆa de mĆ”s agallas y mĆ”s riesgo para funcionar realmente.
JesĆŗs Usero
{youtube}3LEz7QhLwBY{/youtube}