Crítica de The Innocents
Crítica de la película The Innocents
Perturbador relato sobre la infancia y la inocencia pasado por el filtro del cine de género.
The Innocents es una excelente película que nos llega desde Noruega, aunque en coproducción con varios países, y que sorprende a todos los niveles, rescatando la idea que plasmaba por ejemplo Los Chicos del Maíz, o, mejor aún, ¿Quién puede matar a un niño?, pero pasándolo por un filtro de poderes especiales y mucha mala uva en torno al propio título de la película. La inocencia que queda en entredicho desde el primer minuto con estos personajes, tan complejos como puedan serlo los adultos. Algo nada fácil. No es sencillo crear personajes infantiles que no parezcan adultos disfrazados, personajes repelentes o falsos. Aquí la película lo consigue con creces de la mano de su director, Eskil Vogt, responsable de los guiones de Thelma o La peor persona del mundo.
Es verano y una niña y su hermana autista salen a jugar al parque del barrio, donde conocen a dos compañeros de juegos y descubren que tienen poderes que usan cuando nadie les ve. Lo que comienza como un juego se convierte en algo mucho más peligroso a medida que los poderes se manifiestan. No conviene revelar mucho más de la trama porque en su aparente sencillez se encuentra lo fascinante de este relato que mezcla terror muy cercano con un realismo vibrante, que permite que, pese a tratarse de la sociedad noruega, nos sintamos totalmente identificados con la historia que nos presenta. Sabe muy bien lo que hace y por qué lo hace, y por eso triunfa.
El reparto de jóvenes niños es una auténtica maravilla. Los cuatro personajes centrales están perfectamente defendidos por sus protagonistas. Rakel Lenora Fløttum y Alva Brynsmo Ramstad interpretan a las hermanas Ida y Anna, mientras que Sam Ashraf se encarga de dar vida a Ben y Mina Yasmin Bremseth Asheim es Aisha. Su forma de descubrir el mundo que les rodea y sus poderes, la complejidad de las relaciones que crean, su desconocimiento de lo que es el bien y el mal… Posiblemente Fløttum y Ashraf se lleven la palma, aunque el papel de Ramstad es muy agradecido y difícil. Pero ellos dos y su dualidad, desde que se conocen y encuentran ese gato perdido… todo queda claro en quiénes son esos dos personajes y por qué sucederá lo que va a suceder.
Vogt presenta un relato desprovisto de pirotecnia, poderoso visualmente (las pesadillas), y con un ritmo tranquilo pero sólido. Siempre están pasando cosas, siempre cosas interesantes, y siempre se mueve hacia adelante. Sí es cierto que el guión tiene varias trampas, varios callejones sin salida de los que escapa con una pirueta en la que debemos creer todo lo que nos cuentan, por supuesto. Ese es su pequeño problema, aunque es una película muy superior por ejemplo a Los Chicos del maíz, pero se queda un paso atrás de la joya rodada por Narciso Ibáñez Serrador. Aun así es una excelente película que produce auténtico miedo porque nada da más miedo que la inocencia (o la ausencia de ella) en un niño.
Jesús Usero
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