Imaginativa aproximaciรณn de Alexander Payne al subgรฉnero apocalรญptico. El director de Entre copas construye una comedia de tintes dramรกticos, en la que Matt Damon brilla con su interpretaciรณn de un hombre normal.
El final del planeta Tierra, aparte de los problemas asociados al cambio climรกtico y a las neurosis homicidas de los gobernantes poseedores de armamento nuclear, puede venir por el lado del agotamiento de los recursos naturales. Esta tesis es la que sustenta Alexander Payne, en su fรกbula futurista titulada Una vida a lo grande: un filme de virtudes existencialistas, concebido a partir de un guion en el que los cientรญficos proponen reducir voluntariamente el tamaรฑo de los humanos, para distribuir y controlar mejor las reservas disponibles en el mundo.
Con el costumbrismo propio y habitual desplegado en los trabajos anteriores del responsable de Los descendientes, Payne monta un espectรกculo de perfecciรณn tรฉcnica y argumental; dentro del cual, resulta bastante verosรญmil y algo intrascendente el caramelo mediรกtico de la disminuciรณn de tamaรฑo de los actores que aparecen en la pantalla.
Sin rocambolescas complicaciones desde el punto de vista de los efectos especiales (la pelรญcula de AP no dista mucho de producciones de los cincuenta como El increรญble hombre menguante en cuanto a tecnologรญa), el cineasta de Nebraska confรญa el enganche de su obra a una galerรญa de personajes creรญbles, y con comportamientos destinados a provocar la empatรญa del pรบblico. Un elenco de roles en el que destaca el del protagonista: un mรฉdico de empresa sin muchos alicientes en la vida, que se llama Paul Safranek (a quien presta su fรญsico de ordinary man el convincente Matt Damon). Este individuo se convierte en el epicentro de la movie, y en torno suyo es por donde se mueve el resto de tipos que pueblan el metraje. Un grupo en el que adquieren cierta notoriedad la belicosa y reivindicativa Ngoc Lan Tran (interpretada brillantemente por Hong Chau) y el egocรฉntrico y hedonista Dusan Mirkovic (Christoph Waltz).
El conjunto de seres descritos consigue apagar la llama temรกtica del empequeรฑecimiento de la especie humana con el que la pelรญcula comienza su singladura, para centrar la atenciรณn en una aventura en la que se ponen sobre el tapete temas como el de la lucha de clases, la marginaciรณn de los pobres con respecto a los que poseen capitales mayores, o los fracasos a la hora de crear paraรญsos opulentos cerrados a los menos pudientes.
Payne acierta en la elecciรณn del ritmo pausado y reflexivo con el que escenifica la epopeya experimentada por el doctor Safranek. Aunque, en su obsesiรณn por mantener la vena poรฉtica y filosรณfica a toda costa, el filme peca en algunos momentos de ser demasiado contemplativo; algo que se nota sobradamente en la fallida presentaciรณn de la trama asociada con la preservaciรณn ecolรณgica de la Tierra.
Estas sensaciones generan que, conforme el espectador sigue las vicisitudes del protagonista, el componente apocalรญptico se quede diluido como un azucarillo en leche; y la supuesta tesis del fin del mundo borre sus huellas en el guion, para acabar superada por el mensaje de la hermandad y cooperaciรณn entre los diminutos supervivientes de la supuesta destrucciรณn planetaria.
Jesรบs Martรญn
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