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Crítica Megalodón 2 La Fosa película dirigida por Ben Wheatley con Jason Statham, Sienna Guillory, Cliff Curtis, Skyler Samuels, Sergio Peris-Mencheta
Mucho movimiento, mucha acción, cero intriga, circo visual sin personalidad.
Megalodón 2: La fosa puede presumir de ser la película de tiburones más cara de este año. Eso no se lo niego. Pero poco más tiene que ofrecer, aun siendo ligeramente mejor que su predecesora, Megalodón. Su argumento y manera de desarrollarse es la de una serie B, y a ratos incluso una serie Z en la línea de las producciones de megatiburones, pulpirones, megacrocs y superpitones gigantes, tiburones voladores, etcétera de Asylum y otras compañías similare con una inyección de inversión muy superior.
Nulo desarrollo de personajes, desperdicio de algunos elementos como el cara a cara de Jason Statham y Sergio Peris Mencheta, que podría haber dado mucho más de sí pero se queda en boceto básico, algunos personajes que están en toda la película en modo cameo, entran y salen pero no llegamos a saber para qué están realmente ahí -el colega piloto/rescatador del protagonista, la niña y el tío de la niña aventurero y ex oveja negra de la familia con protagonismo metido con calzador para justificar la inversión y la explotación de la película en mercados asiáticos, el tipo de la mochila de supervivencia- y acumulación excesiva de personajes, monstruos, más personajes y más monstruos, así como de situaciones de peligro, trepidantes y acción constante sin ritmo, con ninguna capacidad para cultivar o producir intriga, y con notables contradicciones: por ejemplo esos paladines de la ecología que se aplican a la tarea de exterminar a la megafauna de la fosa como si no hubiera un mañana.
La película tenía mimbres para poder ser un buen ejercicio de autoparodia conocedor de sus propias limitaciones, como el que parece proponer en principio con ese premonitorio plano del avión de rescate con la boca de tiburón, y su planteamiento argumental de “Jason Statham contra los tiburones gigantes y otros bichos”, aun siendo repetición de la primera entrega podría haberle servido para salir adelante en plan comedia gamberra y autoconsciente de sus limitaciones, pero ni siquiera en eso profundizan.
Toda su fórmula consiste en acumular acción por la acción, sin ritmo, sin desarrollo de las subtramas ni de los personajes, ya sean héroes o villanos, y caer en la trampa de una sucesión de momentos de acción inconexos, convulsos, en un ritmo casi epiléptico que acaba por saturar al espectador.
Megalodón 2: La fosa necesita un guion más desarrollado, materia en la que se queda muy floja incluso pretendiendo no ser más que un entretenimiento veraniego para pasar el rato en cine de verano después de una jornada de playita y chiringuito, o como refugio de calores urbanitas al amor del aire acondicionado de las salas de cine para huir del asfalto recalentado.
La megafauna de la película, Jason Statham y Sergio Peris Mencheta se merecen y el personaje de Sienna Guillory tienen potencial y merecen más desarrollo, quizá prescindiendo de esa superpoblación de personajes secundarios que no aportan ni siquiera un alivio cómico decente. Y, hablando de comedia, no les funciona ni el chiste del perro.
El procedimiento de acumulación de acciones trepidantes e imposibles, tipo Fast and Furious, seguirá haciendo dinero en la taquilla, pero es muy agotador y siempre empieza a desinflarse a mitad del segundo acto, porque falta trama y destruye todo concepto de ritmo en su necesaria asociación de intriga, que aquí no existe por pura precipitación en el amontonamiento de acciones en paralelo. Por este camino, las películas dejan de ser películas y son como ver una versión de hacendado del espectáculo circense del lejano y salvaje oeste de Búfalo Bill.
Miguel Juan Payán
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