No es extraño ver a directores del ambiente independiente hincar los dientes en producciones de mayor presupuesto, muchas veces afincadas al campo de los cómics o los superhéroes, ya sea bien porque es un encargo alimenticio, bien porque el proyecto motiva al director lo suficiente como para lanzarse a la aventura y dirigir una película muchas veces completamente ajena al resto de su filmografía. En el primer caso el director, más que el dinero, busca mantener su nombre en cartelera, vivo, fresco, con un estreno importante que permita que su carrera continúe. En el segundo, son apasionados seguidores de un personaje, un género, y desean plasmarlo en pantalla como ellos siempre lo imaginaron y con su sello personal. No sé a qué categoría pertenece Michel Gondry en este caso…
Lo hemos visto muchísimas veces. Tim Burton tuvo su primera campanada de taquilla con Batman. Nolan salió de Insomnio y Memento para lavarle la cara al mismo Batman, y de qué manera. Aronofsky acaba de fichar para rodar la siguiente de Lobezno. Y fuera del género de superhéroes, Curtis Hanson hizo 8 Millas porque poco más le dejaban hacer, y Jim Sheridan también hizo lo que pudo con la película del rapero 50 Cent. Es más, incluso con The Green Hornet, Kevin Smith estuvo mucho tiempo ligado al proyecto, y casi parece que Michel Gondry y Seth Rogen hayan heredado el proyecto de Smith.
Gondry es un director visualmente muy atractivo que nos sorprendió a todos con la brillante Olvídate de mí, para después realizar La Ciencia del Sueño o Rebobine, Por Favor. Sabe contar una historia, incluso una gran historia, con aportes visuales que no dejan a nadie indiferente, y con historias peculiares, extrañas, surrealistas, que bordean la ciencia ficción para hablarnos realmente de otras cosas. De los seres humanos, de nosotros mismos.
En este caso, todo eso se marcha por la puerta de atrás para dar entrada al espectáculo más directo, al entretenimiento puro. Cine de acción y aventuras. Héroes enmascarados y un humor bizarro. Aquí todo depende de lo que aguantemos a Seth Rogen y su sentido del humor. Y en este caso la película no sale bien parada, por desgracia, cuando echamos cuentas al final.
Soy de aquellos que estaban encantados con la aparición de Seth Rogen en el mundo de la comedia. De los que se partían de risa viéndole en Lío Embarazoso, Virgen a los 40 o Supersalidos. Pero me parece que el carácter de estrella se le ha subido a la cabeza y cada vez ejerce más control sobre sus proyectos, lo que hace que sus chistes sean cada vez menos graciosos. Que es lo que le pasa a The Green Hornet.
Porque no es una mala película. Es un remedo del cine de superhéroes y de los seriales de antaño bien rodado, con momentos realmente cuidados a nivel visual y que encima pretende tomarse todo lo de los superhéroes a modo de broma, con coña limonera y sentido del humor y demás. Claro que esto es algo que puede limitarte. Si no te tomas a tus personajes en serio, ni lo que hacen, ni lo que son, el público tampoco lo hace. Y no sería malo si el objetivo de burlarse de todo, de hacer reír, se consiguiese. Que va a ser que no. El mayor problema de The Green Hornet es que es mucho menos divertida de lo que parece. Y de lo que se cree.
Es como ese típico listillo que viene en plan “mira, mira qué gracioso que es esto” y hace una tontada de escándalo. Sabemos que es un payaso, no hay que tomarle en serio, pero muchas veces maldita sea la gracia que tiene. A la película le pasa lo mismo. Está tan empeñada en hacernos mirar lo graciosos que son todos, que se olvida de lo más importante. Para hacer reír no hace falta avisar a la gente para que mire lo gracioso que eres. O se es o no se es. Y la mayoría de las veces The Green Hornet no lo es. Es más de lo mismo.
Y mira que el inicio con el cameo de James Franco y la presentación del personaje de Christoph Waltz, promete bastante. Pero no hay que dejarse engañar, es sólo un espejismo de lo que vendrá después, que a los 10 minutos ya se hace bastante pesadito de llevar y bastante poco apetecible. Hay acción, hay una trama de intriga, o algo así, que viene motivada por la estupidez de los protagonistas, hay un amago de romance… Son los puntos más interesantes de la película. Las escenas de acción no son nada del otro mundo, aunque no porque no se intente. Simplemente una película así necesita más. Más chicha en los personajes o más humor. No quedarse a medio gas de todo.
Los dos personajes centrales quedan convertidos en dos adolescentes con las hormonas revolucionadas y serios problemas de ego, que no tienen ni la más remota idea de lo que están haciendo, que no son tiernos, sino más bien un pelín cafres. Y en el caso de Rogen bastante malcriados. Incluso cuando intentan bromear sobre la edad de Cameron Diaz, los chistes quedan en el aire con un poco de mal gusto y nada de gracia. Es otra comedia que no hace reír.
Una lástima porque el personaje y la historia del mismo, con Bruce Lee haciendo de Kato en la serie de televisión, merecían mucho más. No, no digo que tenían que haber hecho la película en serio, pero al menos que fuese graciosa. Simpática. No puede caer simpática si no se soporta al protagonista. Si le quitamos eso, es una película de género llena de tópicos y situaciones comunes, para nada mala o aburrida. Simplemente toma una nueva dirección, o lo intenta, pero todo se queda en eso, un intento, fallido.
Supongo que los fans de Seth Rogen estarán como locos de alegría…
Jesús Usero